OPINIóN
Actualizado 11/06/2020
Manuel Rodríguez García Marogar

A la vista de las circunstancias sobrevenidas, el fútbol retomó la competición para jugar los partidos pendientes de la Liga y con la aceptación de unas pautas acordadas que regule elementos hasta ahora no contemplados. Sin público, los equipos pierden ese plus cuando juegan en casa y lo ganan cuando visitan al equipo contrario. Con todo, algunos buscarán un argumentario temporal para justificar posibles derrotas. El "viperino" ex presidente del Barcelona, Joan Gaspart, vino a decir una de sus "chorradas" habituales: "Si el Real Madrid hubiera acabado líder antes del confinamiento, la Liga se hubiese terminado". ¿Así habló Zaratustra?? Y como dijera Jaime Balmes: "No es tolerante quien no tolera la intolerancia".

El Campeonato debía seguir jugándose, fuera quien fuera el que liderase, los partidos jugados lo fueron con un calendario asimétrico por primera vez en la historia y, para evitar injusticias, debía ultimarse hasta el final para cumplir la premisa "todos contra todos". Lo contrario hubiera sido motivo de judicialización de la Liga. Y cualquier presunción como la de Gaspar es mera descortesía deportiva que a él poco le interesa por su comportamiento ultra histórico, es triste que todavía siga opositando con su mal gusto y un coronavirus tan dañino como el actual: "madriditis". "Todos estamos llenos de debilidades y errores; perdonémonos recíprocamente nuestras tonterías: es ésta la primera ley de la Naturaleza", según Voltaire; pero es que Gaspar no es él sino la "pifia" con su forofismo.


Cuando finalice la competición, cuando gane quien gane, nadie podrá cuestionar las puntuaciones correspondientes ya que las normas fueron iguales para todos. Y dará igual los factores cambiantes en estos dos próximos meses: Calor excesivo, ausencia de afición, lesiones casuales, jugadores con contratos finalizados, jugadores con expectativas de salida de su club, etcétera. "Tolerancia es esa sensación molesta de que al final el otro pudiera tener razón", según Jonathan García-Allen; y esta actitud es muy típica de los futbolistas con educación deportiva. Ahora mismo, podría aventurar mi propio diagnóstico sobre la clasificación final pero, sinceramente, no me apetece elucubrar al respecto.

En el fondo, considero que la competición ha quedado "descafeinada" sin poder responsabilizar a nadie por "causas de fuerza mayor", no obstante Quique Setién opinó a destiempo como si fuera el entrenador de un equipo inferior en riesgo de descenso: "Los cinco cambios perjudican al Barcelona". Lógicamente, para mí es lo contrario porque tiene mejor plantilla general y así opinó a los pocos días el entrenador Bordalás del Getafe. Antonio Machado pensaba: "Que dos y dos sean necesariamente cuatro, es una opinión que muchos compartimos. Pero si alguien sinceramente piensa otra cosa, que lo diga. Aquí no nos asombramos de nada".

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