OPINIóN
Actualizado 08/06/2020
Antonio Matilla

Eso me gustaría saber a mí, por dónde va a ir la Iglesia después de la Covid-19. Claro que una pequeña parte del futuro podré intuir si me doy cuenta de por dónde va la Iglesia ahora. Iba a decir "por dónde vamos" pero me parece demasiado pretencioso, pues yo amo a la Iglesia, soy parte de la Iglesia, pero "no soy la Iglesia".

De modo que voy a proceder, como otras veces, a poner por escrito mi propia "tormenta de ideas", que saldrá, seguramente, deshilachada e incompleta. A lo mejor mis compañeros presbíteros, religiosos y laicos en mi Arciprestazgo me ayudan a corregirla, aumentarla, reducirla o lo que sea, o mis amigos de dentro y fuera de la Iglesia, que siempre ven más cuatro ojos que dos y la vista que va delante es la que avista. Allá va, pues:

  1. 1) Creo que ya no es tiempo de clericalismo, sino que es la hora de todos los bautizados, porque durante estos meses en que los curas, sobre todo los que somos "personas de riesgo", hemos estado encerrados en casa por miedo a los judíos, que diga a los coronavirus; otros sacerdotes, más jóvenes, más fuertes o más audaces, han hecho lo que han podido para estar cerca de los que sufren, aunque fuera con distancia social o "con traje de astronauta". Pero creo que es un hecho que la Iglesia y la fe cristiana se han mantenido en pie gracias a la oración y al trabajo incesantes de los laicos en la familia, Iglesia doméstica, manteniendo una conexión online permanente con la Eucaristía.
  2. 2) En la católica España ?o ex católica, tal vez Azaña está empezando a tener razón- la fe católica se ha vuelto a centrar en la Palabra de Dios. Para muestra, 70 botones: durante 70 días, laicos, religiosos y sacerdotes de mi Unidad Pastoral hemos comentado diariamente el Evangelio del día grabándonos un video que lanzábamos después a los chats de wattsApp y a las redes sociales; pues bien, los sacerdotes hemos grabado 5, los religiosos 4 y los laicos 61. Ya sabíamos que los presbíteros no tenemos el monopolio en la Iglesia, pero está bien comprobarlo de vez en cuando.
  3. 3) En los mentideros creyentes es sabido que "el Espíritu Santo sopla donde quiere", pero teníamos el peligro de intentar monopolizarlo dentro de la Iglesia; el Espíritu ha manifestado todo su poder sin preguntar a nadie cuál era su confesión de fe, sin preguntarles si eran católicos, evangélicos, musulmanes, ateos, agnósticos, filántropos o religiosamente indiferentes. El Espíritu Santo, durante la pandemia se está manifestando "a esgancha" (en dialecto vulgar salmantino = copiosamente) en los sanitarios, en los científicos, en los ganaderos, labradores, empresarios, cajeras, músicos ?muy importantes los músicos para poner en las redes sentimientos y principios-, reponedores, investigadores, camioneros, policías, pescadores, profesiones todas que se han revelado vitales, porque nos han mantenido con vida. También funerarios, que buena les ha caído encima, que aunque la muerte forma parte de la vida, no han sido formas.
  4. 4) Tengo para mí que la fe y la Ciencia son primas hermanas, si no hermanas del todo. La Encarnación es un principio básico de la vida cristiana y de la Teología. Pero creo que a muchos católicos nos urge un mayor respeto por la Ciencia y la Técnica.
  5. 5) -La pandemia ha suscitado también debates científicos acerca de su relación con las burradas ecológicas que estamos cometiendo con el clima, con la Naturaleza y con nuestra Casa Común, o sea, el planeta Tierra. El tiempo y el consenso científico lo irá diciendo, pero creo que nos urge a todos, también a la Iglesia, una conversión ecológica tanto de las conciencias individuales como de las instituciones eclesiales. En comunión con la Doctrina Social de la Iglesia, especialmente desarrollada por los últimos papas y muy especialmente por el Papa Francisco en su Encíclica Laudato Si' y en su Exhortación sobre la Amazonia, que ya van trazando criterios generales y acciones muy concretas.
  6. 6) La Ecología debe ser integral, pues la especie humana es también una especie natural, que ha crecido tanto y se ha adaptado a casi todos los nichos ecológicos, en gran parte porque, como nos muestran los hallazgos antropológicos prehistóricos, aunque a menudo nos hemos matado entre nosotros, también hemos protegido a los más vulnerables y hemos honrado a nuestros muertos, sabiendo que ellos nos han transmitido la vida y merecen nuestro agradecimiento. En este sentido, los cristianos estamos convencidos de que la caridad política debe orientar esa forma racional de relacionarnos con nuestro ambiente que es el compromiso ético, profesional, social, sindical y político.
  7. 7) En la Iglesia del Siglo XXI es la hora de los laicos y de la mujer. Es la hora de los bautizados, que deben hacer lo posible por acoger el Reino de Dios en todos los ambientes. Es hora también de confiar en los y las jóvenes. Durante esta pandemia muchos jóvenes han demostrado una capacidad de entrega, una imaginación, una creatividad y una fuerza moral que no puede salirles más que de dentro. Están suficientemente preparados para asumir su protagonismo y su compromiso en la Iglesia. En contra de lo que algunos piensan y repiten, en la Iglesia hay muchos jóvenes, pero puede que estos jóvenes no estén donde algunos les gustaría que estuvieran. Pero estar, están. Es una tragedia cultural - consecuencia del clericalismo y del anticlericalismo hispánicos seculares e irredentos-, que en la Universidad española la Teología no tenga sitio. A los laicos les falta formación teológica, se quejan algunos clérigos teólogos. Muy bien, entonces, es hora de que la Iglesia les pague la carrera de Teología o al menos un máster. No es previsible que por eso se arruine, antes al contrario.
  8. 8) Es hora también, creo yo, de echar el resto en potenciar la Globalización de la bondad, mediante los instrumentos de la apertura, el diálogo, la sinergia y el trabajo en red, como ya están haciendo, de modo perfectible, Ayuntamientos, Diputaciones y Cabildos Insulares, Gobiernos autonómicos y de la Nación + Cruz Roja y otras ONGs de ámbito más local + Cáritas, que de suyo no es una ONG de la Iglesia, sino la Iglesia misma actuando en el ámbito social, especialmente con los descartados, los que están o han caído en la pobreza severa o que, como consecuencia inmediata de la pandemia, no pueden llegar de ningún modo a fin de mes y a muchos podemos encontrarles en las colas del hambre.
  9. 9) Este coronavirus SARS-CoV-2 es absolutamente democrático a la hora de elegir a sus víctimas, no distingue entre el siervo y el señor. No tenemos derecho a desear solo para nosotros el medicamento salvador y la vacuna. O nos salvamos todos, o todos lo vamos a pasar muy mal. Desde la Iglesia es hora de reforzar la Globalización positiva y luchar proféticamente contra la globalización de la indiferencia. Ahora no tenemos derecho a olvidarnos ?me dirijo a católicos- de las Obras Misionales Pontificias, no podemos abandonar a su suerte a las comunidades de los países más pobres. No podemos dejar de apoyar a Manos Unidas, ni a Ayuda a la Iglesia necesitada, ni abandonar los pequeños proyectos concretos de apoyo que estamos sosteniendo desde nuestras diócesis, parroquias o Congregaciones Religiosas. De la misma forma que en el apartado anterior, los católicos tenemos que trabajar en sinergia y en red con un montón de ONGs e instituciones no católicas -imposible citar todas-: ACNUR, Unicef, Save the Children, Médicos sin Fronteras, Medicus Mundi, etc?etc? aunque tengamos diferencias ideológicas con algunas de ellas.
  10. 10) Este Coronavirus es en el fondo democrático, sí, pero tiene preferencia por los mayores y por los que, por diversas causas, tienen la salud más frágil. ¿No deberíamos revisar algo de nuestra Pastoral Familiar, en el sentido de apoyar, en lo posible, la familia extendida? También deberíamos reivindicar más una buena aplicación de la Ley de Dependencia, nacida con insuficiente financiación. Y estar más atentos a los derechos laborales de las empleadas de hogar, que son muy importantes y a menudo poco valoradas a la hora de cuidar a los mayores, sobre todo cuando la familia extendida no puede o no quiere hacerlo. Es hora de reforzar y formar bien a los voluntarios de los Equipos de Pastoral de la Salud y los equipos parroquiales de Cáritas.
  11. 11) No es consecuencia de la pandemia de la Covid-19, pero es evidente que nuestra vida pública y sobre todo, política, está crispada, trufada de amenazas e insultos. Es urgente trabajar de nuevo por la reconciliación en la vida pública. No a la crispación ni a la descalificación gratuitas, tramposamente amparadas en la libertad de expresión y en la inmunidad parlamentaria. Rechazo de los "discursos del odio", vengan de donde vengan, que de hecho vienen "en pinza". Trabajemos por la moderación de Podemos y de VOX. ¡La verdad ante todo!, aunque ello haga perder votos o bajar en el ranking de las encuestas.

Bueno. Ya he derramado mi particular tormenta de ideas. Ahora queda ponerla en común con mis feligreses, mis compañeros sacerdotes y con todo el que piense y obre por el bien de la humanidad, especialmente de los pobres, los últimos, los descartados?

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