OPINIóN
Actualizado 18/05/2020
Rubén Martín Vaquero

Fracasada la opción radical, con la derrota y el ajusticiamiento de sus principales líderes, los remensas aguardaron el arbitraje de Fernando, que quiso que continuaran las negociaciones entre señores y payeses hasta conseguir acuerdos verbales.

Una vez establecidos dichos acuerdos ordenó ponerlos por escrito dictando la Sentencia Arbitral desde Guadalupe en la que suprimió los maltratos a los campesinos y los malos usos a cambio de una compensación económica. Los remensas pudieron conservar el dominio útil de la tierra para ellos y sus descendientes, tras el pago al rey de una cantidad de dinero, pudiendo renunciar al dominio útil y dejar, abandonar y desamparar las casas y los campos cuando lo estimasen oportuno pudiendo llevarse sus bienes muebles, después de pagar al señor lo que le fuese debido. A los señores se les prohibió el ejercicio de la violencia con los payeses y les fue retirada la facultad para maltratarlos. Si se diesen abusos u otras violencias los payeses podían recurrir a los oficiales del rey.

A partir de esta Sentencia, y del fin de los malos usos, en el campo catalán se impondrán los contratos enfitéuticos de por vida o de larga duración en los que los propietarios arrendarán tierras y casas a los payeses y a sus herederos a cambio de una renta fija anual.

Esta medida satisfizo a las partes; apaciguó a los payeses remensa, que se comprometieron a devolver lo robado y a pagar una multa de 50.000 libras; a los señores de la tierra, que pasaron a explotarla mediante contratos enfitéuticos; al campo catalán, que por fin encontró la paz y la estabilidad?y al rey Fernando que vio reforzada su autoridad.

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