OPINIóN
Actualizado 02/05/2020
José Fermín Rozas

Corso Venezia de Milán, ganando espacio para la bici y los peatones a costa de la calzada. Forma parte del programa temporal de la Comune di Milano "Strade aperte".

Todo apunta al cercano inicio de la desescalada, según la terminología pandémica. Bajar de ese Everest imaginario esperemos no se parezca a lo que ocurre por el del Himalaya: atascos de alpinistas y ese gesto tan humano de llenarlo todo de residuos.

En la capital de Estados Unidos, Washington D.C., son contundentes al ganar espacio en la calzada para los peatones.

Aunque sea un pesado, en Salamanca según el Plan de Movilidad vigente el 66'5% de los viajes internos se producen caminando, el 51% si sumamos los viajes vinculados a su entorno. Por lo tanto, es necesario insistir en caminar como el principal valor de nuestra ciudad, y cuidarlo al máximo.

En las aceras de la Calle de Fray Luis de Granada lo de mantener la distancia física va a resultar un poco complicado. Todavía no ha encontrado el Ayuntamiento espacio por donde ampliarlas.

Claro que aquí pueden surgir problemas con la mal llamada distancia social, más bien física, entre personas. Muchas aceras no llegan a dos metros de ancho. "Descubrimiento" que también han hecho en otras ciudades como Madrid. No sé si el Ayuntamiento se ha aplicado en corregirlo de alguna manera, pero sí ha tenido tiempo para asfaltar calzadas. Ampliar el espacio de las terrazas, para rescatar negocios privados afectados por la crisis sanitaria, no parece ayudar mucho. Bien es cierto que ya he comentado ejemplos de ciudades donde las terrazas se colocan en las calzadas.

Soluciones en Barcelona para ganar espacio en las calzadas. Debajo mapa de las actuaciones provocada por el COVID-19.

Así nos encontramos con una situación extraña. La "inteligente" gestión del tiempo y recursos provoca la entrada y salida de la inmensa mayoría de personas de trabajar, e incluso estudiar, a las mismas horas. Ello hace inevitable la masificación del transporte público y los atascos de vehículos privados. Al menos de momento todo apunta a mantener los centros educativos ¿cerrados?.

En Lima, Perú, también ganan espacio en la calzada para la bici durante estos días.

En la situación actual el transporte público puede contribuir al crecimiento de contagios del coronavirus. Por otra parte, los atascos, a tenor de los primeros estudios sobre contaminación y virus, también pueden ayudar al aumento de contagios. Sin olvidar sus conocidas muertes prematuras no vinculadas al coronavirus. Y el 43% de la población no tiene carnet de conducir, 53% si son mujeres (dato de 2016 de la DGT).

Imágenes del Barómetro de la bicicleta en España 2019. Red de Ciudades por el Clima. Aunque la bici puede arrebatar usuarios al coche, tambien muchos peatones y usuarios del transporte público se vuelven ciclistas.

Decía hace 15 días que la bicicleta aparece en el horizonte como una solución perfectamente viable, y atractiva con la llegada del tiempo primaveral. Entonces proponía aprobar para Salamanca la reducción de la velocidad máxima a 30 km/h, y su puesta en marcha de forma efectiva. Bajar la velocidad en las calzadas las convierte en más seguras para vehículos más débiles como la bici, ayudando a incrementar su uso.

Observatorio de la bicicleta pública en España 2015. Una conclusión parecida al Barómetro.

También apuntaba la apuesta francesa por la bici, traducida estos días en un plan de 20 millones de euros para que "la bicicleta sea la pequeña reina del desconfinamiento". Entre sus medidas incluye cheques de 50 euros para reparar bicis, ayudas de hasta 400? anuales a trabajadores que se desplacen en ella y crear estacionamientos y ciclovías temporales. En Barcelona trabajan para aumentar los carriles bicis y el espacio peatonal, algo parecido a Milán o grandes ciudades americanas del norte o el sur.

Esta solución para favorecer a la bicicleta es de Oslo, Noruega, y anterior a la pandemia.

Salamanca tiene un tamaño más reducido, y debería ser todo más fácil. Tomar medidas para impulsar el uso de la bici es inexcusable, además de oportunidad única para cambiar por fin la movilidad urbana. Quitar a ese tercio de viajes en vehículo privado (con los datos de movilidad interior y exterior) el disfrute de la mayoría de la calle. En este caso seguro que también hay espacio para terrazas sin molestar a nadie, además de crear nuevos carriles bicis por las grandes avenidas, puentes y el centro. Y ¿qué impide dedicar temporalmente la calzada del Puente de Enrique Esteban sólo para transporte público, bicis y otros vehículos personales?, ¿o una Calle de San Pablo solo para bicis y otros?, por poner algún ejemplo mirando desde el sur.

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