Comuniones aplazadas al mes de septiembre y octubre por la crisis del coronavirus


LOCAL
Actualizado 20/04/2020
Redacción

El obispo Carlos López publica un documento con orientaciones pastorales sobre la celebración de estos dos sacramentos, siempre que se reúnan en ese momento las condiciones sanitarias de esta pandemia

Al igual que ha sucedido en otras diócesis de España, la situación excepcional de confinamiento por la crisis sanitaria del coronavirus ha llevado también a la Diócesis de Salamanca a aplazar las comuniones y confirmaciones para los meses de septiembre y octubre.

Tal y como señala el escrito del obispo de Salamanca, "ha de garantizarse un tiempo oportuno de catequesis intensiva previa a la celebración. Con esta preparación se trata de cuidar lo más posible la continuidad en el seguimiento del Señor en la Comunidad cristiana, una vez celebrados los Sacramentos. Esta finalidad ha de prevalecer siempre sobre la fiesta social de la familia".

En el caso de que las celebraciones tampoco fueran posible en septiembre y octubre con la necesaria libertad litúrgica, "daríamos a conocer con la mayor antelación posible el aplazamiento definitivo hasta el año 2021, de forma preferente a partir de la Pascua".

Orientaciones pastorales sobre la celebración de Primeras Comuniones y Confirmaciones

Queridos párrocos, catequistas y familias, cuyos hijos, niños, adolescentes y jóvenes, están en proceso de preparación para recibir los Sacramentos de la Primera Eucaristía y Confirmación.

Quiero reflexionar con vosotros sobre algunas de las consecuencias pastorales de la emergencia sanitaria en la que nos encontramos.

1.- Las necesarias medidas sanitarias tomadas por nuestras autoridades a causa del Covid 19 hacen imposible que durante el presente año 2020 los niños que habían sido admitidos para la Primera Comunión puedan recibirla en los meses del Tiempo Pascual, que es el más oportuno para ello. Dichas medidas también afectan a los procesos de preparación y a la celebración del Sacramento de la Confirmación. Y es imprevisible en el momento presente cuándo va a darse una situación de normalidad, que nos permita la celebración de nuestras fiestas y sacramentos con la participación de la comunidad cristiana sin ningún tipo de limitaciones.

2.- La adecuada preparación y la celebración de los Sacramentos es de tanta importancia, que hemos de cuidarla con el mayor empeño, supliendo la interrupción del proceso catequético que hemos sufrido. Por eso, hemos de garantizar un tiempo suficiente para un proceso intensivo de catequesis que prepare de forma inmediata para las celebraciones.

Algunas parroquias y catequistas han seguido en contacto con los niños y con los adolescentes y jóvenes, a través de las redes sociales y de otros modos de comunicación. Agradecemos mucho su iniciativa y trabajo. Del mismo modo valoramos y agradecemos la parte que en este proceso extraordinario habéis tenido los padres como los "primeros y verdaderos responsables de la educación cristiana de sus hijos". Este tiempo ha sido así también un tiempo de gracia y de nuevas oportunidades y modos para la evangelización. Pero hay que reconocer que la dimensión comunitaria del proceso catequético se ha visto resentida y limitada. Por ello, cuando las circunstancias hagan posible las celebraciones, es preciso garantizar un tiempo intensivo de preparación personal y comunitaria para los sacramentos de la Primera Eucaristía y la Confirmación.

3.- En las actuales circunstancias hemos de ser muy cautos a la hora de programar ya otras fechas alternativas, pues hemos de estar abiertos a seguir las instrucciones y recomendaciones que nos indiquen nuestras autoridades sanitarias.

4.- La situación económica de muchos miembros de la sociedad, por el parón de las empresas y de las actividades económicas, ha dejado y va a dejar a muchas personas en una situación económica de precariedad. Esta nueva e imprevista situación social y económica nos preocupa y afecta a la comunidad cristiana, porque, como Iglesia, "se siente íntima y realmente solidaria del género humano y de su historia". En consecuencia, hacemos una· llamada a la sobriedad y austeridad; a evitar gastos innecesarios en las fiestas familiares que acompañan a las celebraciones litúrgicas. Y sería un precioso signo de caridad eucarística que las familias en mejor situación sean solidarias y fraternas con las familias que tienen menos recursos y colaboren con ellas a través de aplicaciones a Cáritas parroquial o diocesana.

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