¡Resucitó!, óleo de Miguel Elías (Serie La Biblia poética)
No interesa el más puro incienso, los atavíos o esos rituales mil con el que nos atosigan por doquier: basta el reino esencial de la Resurrección del Jesús que recibió escarnio y crucifixión. He aquí un poemita trenzado para que no se agoste el sustento que nos proporciona el Amado galileo, llegado desde el Verbo.
Lo acompaño con un lienzo al óleo que firmó mi amigo-hermano Miguel Elías, titulado "¡Resucitó!", con la siguiente dedicatoria manuscrita en la parte baja del cuadro: "Para Jacqueline y Alfredo, familia del corazón" (11/ Nov. / 2007)
Publicado en mi libro 'Barro del Paraíso' (Ars Poética, Oviedo, 2019), con pintura de portada realizada por Miguel Elías. (A. P. A.)
El sepulcro vacío
UBI POSUISTIS EUM?
Sepulcros hay en cada sitio donde da vuelta el reloj
y el dolor se abre más allá, en promesa que muerde
lutos y temblores, centinela de señales que surgirán
desde la túnica ensangrentada.
El cuerpo vive a diario, pues memorable es su muerte
y toda piedra de entrada acoge su sombra latente;
y todo corazón tiene noticia de la herida del hombre
que, de nuevo, aparece ungido con aromáticos aceites.
En lugares distantes saben que falta el cuerpo.
La primicia se prolonga en tiempo y esperanza.
¡Guíame tú, emisario que vas ganando la carrera!
¡Ni los rayos osan detenerte hoy que has despertado!
¡Los violentos, los injustos, los murmuradores
dejan libre tu camino mientras recorres la tierra!
Traigo acopio de ese cuerpo que va con todos,
con su lluvia secreta y la bondad tutelando sueños:
es feliz el soplo que ayuda a encender la existencia;
no se equivoca la música que desciende del cielo.
Reconocí al dueño del amor cuando tocó mi puerta,
pidiéndome posada con jubilosa mansedumbre.
Su cuerpo está conmigo, preparando nuevas marchas.
Cuantioso es su sosiego e indemne sigue su mensaje.
Ya nadie podrá cercenarme la alegría.