Aquí seguimos, encerrados una semana más. Sufriendo una cura de humildad, que recuerda el final de esa fantástica historia de la Guerra de los Mundos. Donde no fue la capacidad tecnológica quien derrota a los invasores extraterrestres, sino una simple y ridícula (por su tamaño) bacteria. De alguna forma nos sentimos de rodillas por un virus. Aunque ciegos voluntarios para no verlo siguen existiendo muchos.
Desde luego no pretendo hacer de menos los medios que tenemos para combatir la pandemia, ni los que invente el ingenio humano en breve. Ni por supuesto a esos héroes de verdad que la están enfrentando en los hospitales, ¿se acuerdan como hemos permitido su maltrato estos últimos 12 años, incluso echándolos del país?. Aunque hay mucho desmemoriado, culpable, por ahí. Y sin olvidar a quienes posibilitan la continuidad de la sociedad, no precisamente los que mejor pagamos.
La Organización Mundial de la Salud ha declarado dos pandemias, de virus en principio no vinculados al ser humano, y cuatro emergencias internacionales en 20 años de siglo XXI. Pero seguir estos días la información y opinión confirma, entre otras cosas, la existencia de otra pandemia: la estupidez. Hay quien no quiere entender que el actual modelo económico lleva a esta situación. ¿Vuelvo a recordar a Sarkozy y eso de refundar el capitalismo?. Pues la Junta de Andalucía cifra la recuperación en construcción, turismo y privatizaciones (¿de hospitales quizá?). Los empresarios parecen transmitir un mensaje parecido. Economistas neoliberales ya se cuidan más. De Cambio Climático o contaminación no se habla, de desigualdad tampoco toca.
A mayores, hay quien se acaba de enterar que la desindustrialización de los años 80, el posterior milagro económico del mejor ministro de todos los tiempos, el dejar hacer que siguió hasta la crisis económica de 2008, y su "resolución", nos han dejado indefensos ante situaciones como la actual. Que resolvemos? comprando a China si podemos. Viva la globalización destructora del medio ambiente, que además hace millonarios a unos pocos, los verdaderos patriotas, y deja al borde de los caballos a los demás. Y esos años han gobernado dos partidos supuestamente antagónicos.
Mientras en medios de comunicación, no sólo progresistas, hay reflexión sobre el problema, y se plantean soluciones para cambiar (todo lo discutibles que se quieran), en otro sesgo político están a otras cosas. En especial culpar al actual gobierno, y a las mujeres de rebote, hasta casi de traer el virus. Desde luego errores han cometido, pero ¿así remamos en la misma dirección?. Al mismo tiempo suelen borrar de su memoria con frecuencia, por ejemplo, que la capacidad sanitaria española, previsiones de crisis incluidas, está en manos de las Comunidades Autónomas. Además la "interinidad" del actual presidente durante año y medio, y no tener siquiera presupuestos propios (Montoro todavía nos guía en este tema), es una anécdota de esas no reseñables (en parte responsabilidad suya). Eso sí, banderas a media asta.
Es como si mucha gente no quisiera afrontar el problema. No sé si estamos en guerra, me parece una comparación desafortunada, si obviamos que seguramente lo estemos contra nosotros mismos. Por poner algún ejemplo, no podemos seguir con más de medio país despoblado y abandonado e importar alimentos de un exterior cada vez más lejano, por no hablar de las macrogranjas. O vivir sólo de servicios, turismo y construcción, muy útiles al parecer para fabricar mascarillas, guantes, material de protección o instrumentos médicos. Y ya veremos, además, su futuro tras esta crisis.
Aprovechando que el confinamiento seguramente deja más tiempo libre, insisto en pedir reflexión sobre lo acontecido y la necesidad de cambiar las cosas. Esta sociedad hiperconectada pone al alcance mucho material para tener datos y elementos de juicio suficientes.
Nota: la foto es una imagen de la primavera pasada del vecino Valle del Jerte.