OPINIóN
Actualizado 02/04/2020
Luis Castro Berrojo

Pensando ya en las cosas pendientes de hacer después del encierro preventivo, apunto volver a la exposición de Basilio Martín Patino en el colegio Fonseca. Será la tercera vez que vaya. En la segunda tuve la suerte de encontrarme con Ignacio Francia, comisario de la exposición y buen conocedor de la obra de Basilio, además de ser su paisano y amigo.

Hay que empezar agradeciendo a Ignacio la iniciativa, además de su exhaustiva y cuidadosa plasmación. Ya estaba tardando algo así en Salamanca, cuando hace tiempo que se hicieron sendos homenajes a Martín Patino en Madrid y Valladolid.

Con criterio de historiador aficionado, haré un comentario sobre la primera parte de la exposición y de la vida del cineasta, la que corresponde a la dictadura. Es inevitable aquí la referencia a la Guerra civil. En primer lugar, porque nuestro personaje nace en 1930 y es evidente que esos años, como los de la posguerra, van a tener un peso determinante en su labor creativa. Se da el caso de que en su pueblo, Lumbrales, como en tantos otros de la España "nacional" o fascista, hubo una fuerte represión sobre vecinos vinculados a los partidos y sindicatos republicanos, que afectó a casi cincuenta personas, cinco de ellas asesinadas, según datos de la Asociación Memoria y Justicia. Entre ellos está Elías García Holgado, alcalde de Lumbrales, condenado a muerte en consejo de guerra. Una sobrina nieta de este, Inés, ha sido promotora de la querella argentina, que lleva diez años intentando lograr de la justicia internacional la que los jueces españoles le niegan. (Inés tiene cuatro víctimas mortales en su familia).

Doy estos detalles porque me consta el interés que tuvo Basilio por el movimiento de la memoria democrática. Más de una vez le hemos visto asistir a actos de este tipo; pero, más allá de eso, él es uno de los pioneros en la reivindicación de esa memoria, actuando con su obra como educador de una conciencia colectiva anestesiada por cuarenta años dictatoriales. En este punto no puedo evitar la referencia a otro lumbralense notable, Ricardo Robledo, también comprometido con la investigación y la reivindicación de la memoria democrática salmantina (coordinador de la obra Esta salvaje pesadilla).

Con sus primeras películas (Canciones para después de una guerra, Queridísimos verdugos, Caudillo) Basilio logró rescatar un pasado de ruinas, dolor y miseria y dar voz y cara a un pueblo silenciado y sometido. Un pasado que, cuando se hicieron las películas, aún no había pasado del todo, permaneciendo semioculto, como lo hubieron de estar estos films que lo reflejaban, debido a la censura. Gracias a Basilio y a otros otros cineastas de su promoción, como Bardem, García Berlanga, Saura o Fernán Gómez, vendría el nuevo cine español, con obras críticas y fieles a la verdadera realidad social española, lejos de la retórica vacía y engolada del cine y del teatro franquista, con sus NODOs, sus manolas atipladas y cursis señoritas bien, sus últimos de Filipinas y sus vidas de héroes y santos de cartón. Sus películas realizaron un programa estético que se había planteado en las famosas Conversaciones sobre cine de mayo de 1955, convocadas por Basilio y celebradas en Salamanca, que fueron una primera brecha en el muro granítico de la cultura del Movimiento.

Una estética que, por otra parte, sintonizaba con lo que se hacía fuera; en especial, con el neorrealismo italiano de Rossellini, De Sica, el primer Fellini o Marco Ferreri, que hizo alguna película en España con guiones de Rafael Azcona. Bien es cierto que los italianos tenían más medios y, sobre todo, más libertad de acción. Y también va acorde con parte de la literatura española de la época. La Crónica sentimental de España de Vázquez Montalbán podría ser un guión parecido al de Canciones?, lo mismo que algunas obras de Francisco Umbral o Juan Marsé recuerdan las películas de Saura o Berlanga. Sin olvidar El tiempo de silencio de Martín Santos (silencio es la palabra que más repite la voz en off de Canciones?, con el tono de quien recuerda una pesadilla dantesca).

La trascendencia histórica de ese momento creativo viene bien reflejada en la exposición que comentamos (y merecería un comentario más extenso).

(Foto de El País. Basilio en la Puerta del Sol cuando el 15M)

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