OPINIóN
Actualizado 28/03/2020
Francisco Aguadero

Vaya por delante que no me considero una persona belicista. La guerra solo trae muertos y víctimas. Más bien creo que soy pacifista y humanista, con una clara y firme voluntad activa de ser amigable con el entorno. Me pongo en la situación de pandemia en la que estamos y creo que es justo reconocer, y aplaudir, la labor humanitaria que están llevando a cabo las Fuerzas Armadas y los Cuerpos de Seguridad del Estado. Acabo de ver el "Parte de guerra del 25 de marzo contra el Covid-19" de un grupo privado de hospitales y me llama la atención la terminología de guerra que utiliza. Ya sea por el titular que le da al comunicado y que acabo de exponer o por la redacción que hace del día a día: "Un día menos. Entramos en la parte más dura de la guerra. Las bajas ya son a centenares, pero empezamos a sumar muchas victorias individuales", dando así, parece implícito, un rearme de moral a la tropa. No cabe extrañar la utilización de este lenguaje un tanto belicoso, porque la batalla que estamos librando contra el coronavirus es muy dura. Y sí cabe pensar, convencernos, de que la vamos a ganar con el aliento de todos unidos, sin desfallecer, hasta que venzamos a este enemigo invisible que es el coronavirus.

Frente a ese malvado virus se encuentra todo un ejército de profesionales como la copa de un pino, valientes, preparados, dejándose la piel y jugándose la vida por nosotros, como es el personal sanitario, el personal de la defensa y de los servicios públicos y de sectores básicos, para mantener las necesidades de la población y que la vida continúe. A ellos se les pide que estén ahí, en el frente. Vaya para todos ellos el reconocimiento que diariamente, a las 8 de la tarde y desde la atalaya de balcones y ventanas, le dedica la ciudadanía en forma de aplausos.

A todos los demás se nos pide que nos quedemos en casa, excepto por causas justificadas, cumpliendo los preceptos que las autoridades han plasmado en el estado de alarma declarado y que llaman confinamiento. Palabra que suena muy dura, porque así es lo que de ella se deriva. Yo me atrevería a hablar de encastillamiento, como decisión propia que nos conviene, por ser más llevadero para el ciudadano este periodo especial y mejor servir al objetivo de lucha contra el virus, si cada uno de nosotros nos atrincheramos en nuestra casa, haciéndonos fuertes en la misma y convirtiéndola en una fortaleza inexpugnable por el virus. Es la mejor manera de apoyar a los que están ahí fuera, en la primera línea de fuego y de luchar por nuestras vidas, la de todos. Quien resiste, gana. La razón democrática de esta lucha, es que lo que nos va a salvar la vida es la ética práctica del bien común y de la responsabilidad solidaria.

Si resistimos juntos, ganaremos. No soy el primero, ya se ha dicho y se viene utilizando casi como himno, pero es oportuno citar aquí una estrofa de aquel éxito musical de 1988 con el Dúo Dinámico, titulado "Resistiré" y cuya última estrofa dice así:

Resistiré, para seguir viviendo
Soportaré los golpes y jamás me rendiré
Y aunque los sueños se me rompan en pedazos
Resistiré, resistiré.

Les dejo con Manolo y Ramón. No se pierdan esa canción, pinche en este enlace:

https://www.youtube.com/watch?v=K1rKj6XMt4Q

Aguadero@acta.es

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