El tronco del árbol, parcialmente sumergido en las aguas del Tormes, presenta una imagen duplicada. Se trata de la realidad y su reflejo que, merced a las buenas condiciones de luz, parecen iguales. Algo parecido ocurre con las verdades de nuestro tiempo; solo hay que cambiar las condiciones en que se muestran los hechos para confundir a las personas y, no son pocos los beneficios que se obtienen de esos engaños. Por eso es importante utilizar la inteligencia, pues si abrazamos el tronco reflejado, nos hundiremos irremisiblemente.
Manuel Lamas