El beneficio rápido, es como la planta que crece entre las baldosas de las aceras, merced a la mala disposición de las juntas; o aquella que, en las laderas de los caminos, muestra un desarrollo insospechado. En poco tiempo, ambas, desfallecen por falta de nutrientes. Con el beneficio rápido ocurre algo parecido. Por eso, nunca lo consideres definitivo, ni lo gastes sin previsión. Alguien, más adelante, te mostrará las condiciones para mantenerlo, y quizá sea más ventajoso devolverlo en su totalidad.
Manuel Lamas