OPINIóN
Actualizado 16/03/2020
Manuel Lamas

Si hay algo de lo que me siento completamente seguro, es de la enorme capacidad que tenemos las personas para afrontar dificultades. Este convencimiento, me lleva a considerar la grave situación que atravesamos, como un revulsivo para poner en práctica nuestras mejores capacidades sin esperar reconocimiento por parte de nadie, ni aplausos que alimentan la vanidad.

En casos como el que atravesamos, y a pocos días de la aplicación de las medidas acordadas por las autoridades, el civismo de la población española es casi total. Algunos dicen que es por miedo, pero no creo que sea por eso. Se ha demostrado en otras circunstancias, el carácter abierto y generoso de la gente ante catástrofes naturales y situaciones desfavorables. En tales escenarios enmudecen las palabras y, el silencio acompaña a las acciones para obtener los mejores resultados. Cada uno hace su trabajo con la urgencia precisa sin discutir el que hacen los demás.

Desde el pequeño espacio virtual que conforma mi columna en este periódico, grito con toda contundencia: ¡QUE NO DECAIGA EL ÁNIMO! Estoy convencido que, de este desagradable episodio, saldremos fortalecidos. Quizá porque comprendemos nuestro grado de vulnerabilidad frente a la pandemia.

Cuando todo esto pase, sabremos lo importante que es la vida, para no malgastarla en discusiones absurdas acerca de la política, o discutiendo sobre cosas que no merecen la pena.

Desde esta tribuna, muestro mi agradecimiento a las fuerzas armadas que velan por nuestra seguridad, y de forma muy especial, al sector sanitario, cuyo trabajo se multiplica sin encontrar techo. En momentos tan difíciles, aflora lo verdaderamente importante. Quizá esta contingencia, sirva para recordar a quienes administran los recursos lo importante que es la investigación, para no escatimar los medios a quienes hacen su trabajo en beneficio de todos.

Manuel Lamas

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