OPINIóN
Actualizado 16/03/2020
Alfredo Pérez Alencart

Así por este tiempo (Foto de José Amador Martín)

Nuestra forma de vida tiende a consolidarse como una carrera contra todos, donde imperan competencias por doquier alimentadas por la egolatría (muchas veces adornada de falsa humildad) y la absurda necesidad de alcanzar la 'fama' o el ansiado sitial de mando o poder: el mejor selfie o autofoto, la más hermosa tarta de bodas, las mejores propuestas parlamentarias, el banquero que mayores dividendos genera a sus accionistas?

Y así estamos, de contienda en contienda, riñéndonos con el otro bando o con el rival de turno. Es cierto que la discordia ha sido un 'combustible' que ha movilizado a innumerables seres a lo largo de la historia; baste recordar la historia de Caín? Pero también es cierto que en los últimos lustros las disputas han aumentado a un nivel inaudito, tanto como el calentamiento global que está derritiendo polos y alterando el clima del planeta. Querellas por cualquier cosa nimia, pero que genere molestia o enfado al adversario, además de una foto o un titular para el rédito del postulante.


Pero cuando nos encontramos ante una enfermedad grave o la muerte de un ser querido, los parámetros cambian, haciéndonos comprender lo vacuo de tanto afán por imponernos. Más todavía cuando lo que se cierne sobre nosotros es una pandemia que afecta a miles, a millones de personas. Ahora es cuando conviene, por la salud y la vida misma, adentrarnos en una respuesta única, solidaria, próxima a la concordia, sin majaderías ni amenazas para un mañana que el propio querellante puede que no llegue a vislumbrar.

Callejeando 0 Para volver a lo de siempre (foto de José Amador Martín)

(*) Este artículo salió publicado en la edición nacional de La Razón (Domingo, 15 de marzo de 2019). Agradezco la deferencia al periodista Raúl Mata, Delegado de dicho periódico en Castilla y León.

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