La Comisión Confederal Sanitaria, el Consejo Asesor Interministerial, la Delegación Estatal de Protocolos y la Mesa Plurinacional de Recomendaciones, Concesiones y Sediciones están elaborando, ¡agárrense!, un nuevo protocolo de actuación ante el Coronavirus a imagen y semejanza de las ocurrencias de la ministra de Trabajo, ¡agárrense más fuerte!, pero, mientras sale y no sale, aprovecho esta columna sabatina para filtrar la versión resumida del protocolo de actuación ante el Cotidianovirus.
Síntoma para sospechar
Ausencia de dolor, y de preocupación, y de interés, cuando en los medios de comunicación, poco y en segundo plano, se me informa de diferentes brotes epidémicos de enfermedades para las que hay vacuna y/o tratamiento, pero no llegan a las personas víctimas de esos brotes, o de una afección letal, el hambre, para la que también hay remedio, el agua y los alimentos que a mí me llegan pero a otros no. Si no me duele, estoy enfermo.
Signos para confirmar
Me he empezado a lavar las manos, porque no me las lavaba casi nunca, pero sigo sin lavarme los dientes, porque no han dicho nada al respecto. Y sigo fumando, porque no me creo que sea tan malo el tabaco. Y sigo comiendo mal, porque me gusta. Y sigo bebiendo, porque sola y borracha quiero llegar a casa, a ver si logramos la igualdad entre cirróticos y cirróticas gracias a la nueva ley. Y sigo conduciendo el coche con temeridad, porque los radares son recaudatorios y no hay derecho. Y sigo eligiendo como deporte el sofá y el mando a distancia. Y sigo sin cambiar mis hábitos y sin tomar el tratamiento como me ha aconsejado el médico, porque de algo hay que morir? pero que no sea de Coronavirus.
Zonas de riesgo, además de la frontera entre Grecia y Turquía
El norte de la Tierra de la Imprudencia
El sur del País de la Ignorancia
El este del Reino de la Indiferencia
El lejano, olvidado y entrañable Oeste, el nuestro, y cada vez más si nos seguimos dejando alejar, y olvidar, y sacar de la entraña de España.
Medidas básicas a poner en práctica
En la imagen, Pilato se lava las manos ante el destino mortal de Jesús de Nazaret. Fragmento de la pintura del Maestro de Cappenberg, Alemania, ca. 1520.