La cultura siempre fue cosa de una minoría, no nos engañemos. Pero antes al menos se la respetaba y se la admiraba. Ahora se la desprecia abiertamente sin complejos. Y toman el poder los zafios y los ignorantes en todas partes. Y la ignorancia se vuelve un ideal de vida cada vez más. Las redes supuran ignorancia.
La derecha no tiene aprecio por la cultura. Solo tiene interés por el dinero y la posición social. Y si acaso por las sagradas esencias doctrinales y los sacrosantos valores, al menos de boquilla. Mientras no estorben su bienestar. Y decir: nosotros estamos aquí arriba y vosotros jodeos en los basureros.
Pero la izquierda en España consideró progresista (con la Logse y todo eso) bajar el nivel de la educación, dar títulos a todo el mundo aunque nadie supiese nada, promocionar la ignorancia. Lo progresista es que todos seamos ignorantes, nivelar por abajo. La cultura es un elitismo y todas las élites son malas.
Algunos creen que la cultura consiste en tener muchos datos. Pero cultura viene de cultivo, de cultivar, y lo cultivado es lo que no está a monte. Lo desbrozado, lo cuidado. La cultura se relaciona mucho más con tener una atmósfera que con manejar muchos datos. Si no, Funes el Memorioso de Borges, que no tenía idea de nada pero recordaba millones de datos, sería culto. Xan de Lugo también creía que ser culto es atiborrarse de datos. Iba a las tertulias y soltaba montones de datos sin venir a cuento, cuando lo que le pedían era una idea.
Otros creen que la cultura es cosa de ricos, cuando se ven ricos tan ignorantes y brutos, cada vez más. Yo soy un muerto de hambre y tengo más cultura que todos los millonarios. Los ricos son cada día más bestias e ignorantes. Y este es nuestro mundo.
ANTONIO COSTA GÓMEZ, ESCRITOR François Trufaut: Farenheit 451