Plaza Mayor de Salamanca (foto de José Amador Martín)
Ayer, 3 de marzo, la excelente revista literaria 'Otro lunes' que, desde Berlín, dirige el escritor cubano Amir Valle, dio a conocer su edición número 54. Me agradó, y mucho, encontrar una muestra de 13 poemas de Felipe Lázaro, cubano del primer exilio y español de más de cuatro décadas. Vayan mis felicitaciones más genuinas para este amigo-hermano de varios lustros.
http://otrolunes.com/54/en-la-misma-orilla/13-poemas/
Ahora bien, también vayan mis gratitudes, pues allí encontré un poema suyo a mí dedicado. Eso es anecdótico (aunque entrañable): lo interesante es que trata de la Poesía y de Salamanca. Por ello lo hago conocer en esta Travesía de extramares.
Felipe Lázaro en Salamanca, durante el homenaje internacional a Gastón Baquero. El poema ambienta esos días pasados por la Capital del Tormes (1993, foto de Jacqueline Alencar)
ELLA, LA ESCURRIDIZA
Para Alfredo, en su reino salmantino
Ella presidía el desayuno de poetas.
Era la más animosa,
la más concreta presencia de nuestros versos.
Gozaba, saltaba de una loncha de salmón ahumado
a las copas del cava casi congelado,
que cómplice libaba a hurtadillas;
despejadas las reales dudas de esa mañana.
En pandilla caminamos juntos hacia la Plaza Mayor
-a donde siempre se vuelve
y pasea toda la juventud del Universo-.
Recordábamos poemas y anécdotas de bardos,
buscando la complicidad del mediodía,
de la tarde o de la noche salmantina
hasta ese amanecer único de piedras rojizas
que nos incrusta la Historia en cada poro de nuestra aturdida piel.
Ella, la escurridiza, nos seguía a todas partes.
La recuerdo tomando tragos a mansalva hasta la madrugada,
rastreando nuestras huellas:
de bar en bar,
de taberna en taberna.
Sí, ella ha bebido a nuestro lado.
Doy fe de ello.
Sentada en una alta butaca,
como una silente señorita aristócrata,
nos platicaba a susurros, de amores y desamores
hasta desvanecerse en la niebla de la ebriedad
y volver sigilosamente ?como cada mañanita-
a su perfecto estado pétreo
para que los incesantes visitantes la busquen en la piedra.
Ella, socarrona y divertida,
duerme, ya eterna, su resaca milenaria.
Felipe Lázaro
A. P. Alencart con Salamanca al fondo (foto de Jacqueline Alencar)
aa