OPINIóN
Actualizado 28/02/2020
Juan Robles

Celebramos cada año, en el primer domingo de marzo, el Día de Hispanoamérica

Hispanoamérica es el nombre que se solía dar en España para denominar al continente americano de norte a sur, con excepción de Estados Unidos y Canadá. La administración española prefirió luego hablar de Iberoamérica, con la intención de incluir en ella también las áreas de dominación originaria de habla portuguesa. Y, para complicar más las cosas, los mismos hispanoamericanos, con el fin de alejarse de la idea de dominación colonial, prefieren darse a si mismos el nombre de Latinoamérica y el Caribe. Esta denominación es de origen de la política francesa, con el fin de alejar la realidad hispanoamericana de la influencia hispana y portuguesa.

Pero no se entiende cómo se puede llamar al continente americano Latinoamérica, siendo así que no se habló nunca allí el latín como lengua. La denominación de Iberoamérica, por referencia a la relación de América con España y Portugal, parte de la idea de que el nombre más apropiado de la península fuera el de Iberia. Pero Iberia haría relación a los iberos como habitantes de una parte de la península, que de hecho fue compartida con los celtas y los celtíberos.

En definitiva, pienso que el nombre más adecuado para denominar al continente americano, al menos en las partes que se relacionan con España y Portugal, es el de Hispanoamérica. Sin reparos a que en ella esté incluido también Portugal, ya que el nombre más común para denominar a la península entera es el que le dieron los romanos durante su dominación, ya que llamaron a toda la península Hispania. Por tanto, el nombre de Hispanoamérica comprende la relación americana con los dos estados, España y Portugal. Portugal también es Hispania.

De todas maneras, es más interesante referirse a los acontecimientos que tienen lugar hoy en aquel continente, y no quedarnos en cuestiones de nombres. Por el momento, en Hispanoamérica aún no se ha detectado la presencia de contagiados del llamado coronavirus, a pesar de que Estados Unidos ha acogido a algunos nacionales que han estado en los lugares infectados de China.

Hay otro tipo de hechos de mayor trascendencia: la riada de hispanoamericanos que pretenden ingresar en los Estados Unidos y ser considerados ciudadanos de aquel país, mientras que su presidente Trump intenta protegerse de ellos creando muros y expulsando a los que se ponen a tiro, incluso aunque lleven ya muchos años residiendo en aquel gran país. El problema de los inmigrantes es, pues, así común a Hispanoamérica y a Europa.

Otro tema de actualidad ha sido, y sigue siendo, el referente a la situación de la Amazonía, como ha constatado el reciente sínodo de la Iglesia Católica, alertando sobre los abusos de poder, sobre la destrucción de las selvas que proporcionan gran parte del oxígeno mundial que los hombres necesitamos para sobrevivir. Y también hay que considerar los abusos que se imponen sobre los indígenas, acrecentando la ya tradicional pobreza y limitación de la propiedad de las tierras y de los abundantes ríos.

La Iglesia invita a todos los interesados a atender a la problemática de las dificultades de supervivencia digna de todos los indígenas de la zona amazónica, que abarca varios países, complicando así la solución de los problemas. Entre ellos se encuentran también los problemas de la necesaria atención religiosa, que se pretenden abordar con el mayor compromiso de los laicos, y con la ayuda exterior de misioneros, sean sacerdotes, religiosos o religiosas.

Desde España ha habido tradicionalmente gran colaboración, aportando un gran número de misioneros, principalmente religiosos y religiosas, pero también sacerdotes y aun laicos misioneros.

La Iglesia de España quiere tener presentes las necesidades humanas y religiosas de los países y las iglesias hispanoamericanas, y para eso propone celebrar cada año en el primer domingo de marzo, el Día de Hispanoamérica. En las parroquias españolas se celebran misas y colectas para ayudar a nuestros misioneros, especialmente a los sacerdotes españoles que trabajan en Hispanoamérica. Tendremos la posibilidad incluso de participar en esta solidaridad con las iglesias hispanoamericanas siguiendo la eucaristía del domingo 1 de marzo en la televisión española.

Seguiremos caminando juntos con los hermanos de las iglesias de aquel continente. Muchos hermanos de aquellas repúblicas buscan también refugio en nuestro país. Pero, además, nos devuelven ahora diferentes ayudas espirituales y pastorales mediante el envío a España de sacerdotes y religiosos o religiosas hispanoamericanos. Es la llamada misión de ida y vuelta.

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