Hay un parador en Salamanca, pero no es un parador. Un parador es un alojamiento del estado en un edificio histórico. Y en Salamanca que hay tantos edificios históricos levantaron un edificio nuevo e impersonal en el quinto pino. ¿Para qué? ¿Había que mover el dinero como fuera? ¿Es el erotismo del dinero o la pornografía del dinero?
Hay muchos edificios históricos abandonados o desaprovechados, cualquiera de ellos podría ser un parador estupendo. El edificio Fonseca sería el más adecuado. Tenemos historia y arte pero no los vivimos. Es mejor hacer adefesios nuevos y dejar arrinconados los encantos que tenemos.
Consuelo dice: es un insulto a los paradores. Y es verdad, se pervierte la palabra misma, se le quita el significado. Se destroza la idea magnífica de usar los edificios con encanto como alojamientos de calidad. La idea de vivir la belleza y disfrutar la belleza. Pero algunos prefieren el hormigón y la impersonalidad. Y la modernidad en su sentido más vulgar.
¿Pero qué demonios pasa en Salamanca? Tienen tanta belleza, pero no quieren vivirla. Hay edificios abandonados, hay plazas atascadas hasta el juicio final. Creo que algunos gobernantes viven en estado catatónico. O viven en la vulgaridad y el desprecio a la cultura.
¿Por qué no tiene un parador Salamanca cuando podría tenerlo mejor que cualquier otra ciudad? ¿El progreso consiste en abandonar cosas con encanto y sustituirlas por otras impersonales y pijas? ¿Por qué no quitan también la Plaza Mayor y la sustituyen por otra de plástico? ¿Por qué no abandonan también la catedral y hacen otra de hormigón a diez kilómetros?
ANTONIO COSTA GÓMEZ, ESCRITOR