Portada del protocolo en manos del personal del Complejo Asistencial


LOCAL
Actualizado 19/02/2020
Jorge Trevín

Un equipo multidisciplinar de especialistas diseña una minuciosa hoja de ruta en la que se detalla cada movimiento a realizar si la Sanidad salmantina se ve obligada a enfrentarse a esta agresiva gripe que deriva en neumonía

Por el momento en España tan solo se han detectado dos casos positivos por COVID-19, la denominación ya oficial de lo que hasta ahora conocíamos como coronavirus merced a su apariencia microscópica y que tiene su epicentro en la provincia china de Hubei.

Sin embargo, ante un riesgo de epidemia y su rápida propagación, es lógico que todos los sistemas sanitarios del mundo, atendiendo a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), elaboren sus protocolos de actuación en el caso de recibir a una persona afectada por esta mutación del virus que provoca neumonías y que hasta la fecha ha terminado con la vida de casi 2.000 personas en todo el mundo. De esa cifra global, el 99 % de los fallecimientos se han dado en la China continental.

Salamanca no es ajena a esta circunstancia y los profesionales del Complejo Hospitalario Universitario cuentan desde hace varias semanas con un procedimiento reglado de actuación "frente a cosas de infección por el nuevo coronavirus" (cuando fue redactado aún no se había aprobado la actual nomenclatura). Se trata de que los profesionales dispongan de unas pautas "que favorezcan la asistencia a estos pacientes y minimicen el riego de transmisión de la enfermedad".

En ese documento, elaborado por un equipo de nueve profesionales pertenecientes a las áreas de Urgencias, Riesgos Laborales, Medicina Preventiva, Microbiología, Enfermería y a la unidad de Enfermedades Infecciosas del Servicio de Medicina Interna, se deja claro que la mayor evidencia de transmisión de la enfermedad hasta la fecha apunta a "gotas respiratorias de más de cinco micras y por el contacto directo con las secreciones afectadas".

De igual modo, se especifica que el periodo de incubación se estima entre 2 y 12 días pero, basándose en el comportamiento de otros virus similares, podría ser hasta de 14. Eso explica que sean precisamente esas dos semanas el periodo de aislamiento recomendado. De ahí que los españoles evacuados desde China el pasado 31 de enero se vieran obligados a permanecer durante ese tiempo en una unidad del Hospital madrileño Gómez Ulla, específicamente preparada para ello.

Criterios epidemiológicos y clínicos

Uno de los requisitos que el protocolo establece para investigar una posible infección por COVID-19 pasa por vigilar a aquellos pacientes en los que se cumplan al menos un criterio epiedemiológico y otro clínico. Entre los primeros, dos supuestos. Por un lado, cualquier persona con un historial de viaje a la provincia de Hubei en los 14 días anteriores a la aparición de los síntomas y, de otra parte, aquellas personas que, en las dos semanas previas a la aparición de esos indicios, hayan estado en contacto estrecho con un caso probable o confirmado.

Cuando el protocolo se refiere a contacto estrecho está señalando al de cualquier persona que haya cuidado a un afectado, un ámbito en el que se incluyen los trabajadores sanitarios que, desconociéndolo, no hayan utilizado las medidas de protección adecuadas. También se incluirán en este grupo los miembros de familias o personas que hayan tenido otro tipo de contacto físico similar. De igual modo, se encuadran en este grupo los sujetos que hayan estado en el mismo lugar, y a una distancia menor de 2 metros, que un caso probable o confirmado. En el caso de un viaje en avión, el contacto estrecho se acota a un radio de 2 asientos alrededor de las personas sospechosas. En ese caso, también será revisada la tripulación que haya tenido contacto con la persona que levante sospechas de contagio.

Clasificación de los casos

Esta hoja de ruta para el caso de que un positivo llegue al Complejo Hospitalario Salmantino determina además las 4 nomenclaturas a las que se referirán los facultativos para distinguir la clasificación de cada caso atendido. Así, cuando se trate de un caso en investigación, se estará refiriendo a aquellos en los que se cumpla, al menos, un criterio epidemiológico y otro clínico.

Si el paciente se 'etiqueta' como caso probable, estaremos ante un caso en investigación cuyos resultados de laboratorio para el COVID-19 son no concluyentes o solo son positivos para una prueba genérica de coronavirus.

La tercera de las denominaciones se refiere a los casos confirmados por laboratorio, un diagnóstico que debe realizar el Centro Nacional de Microbiología (CNM) una vez analizadas las muestras, mientras que la última corresponde a los casos descartados, aquellos en investigación cuyas pruebas de laboratorio no detectan infección por el virus.

Toma y envío de muestras

El protocolo de actuación no deja nada al azar. Por eso es también tremendamente minucioso cuando se refiere a la toma de muestras necesarias para realizar diagnósticos. Está permitido que la prueba inicial se lleve a cabo en cualquier laboratorio que disponga de las técnicas específicas para realizar el diagnóstico que se busca. Cuando el resultado sea positivo se debe enviar una muestra al CNM en busca de confirmación. Ese envío, como es lógico, ha de ajustarse a unas estrictas normas. Para empezar, ha de contar con el visto bueno de la autoridad de salud pública. Además, las muestras deben mantenerse refrigeradas a 4 grados; la misma temperatura que debe mantenerse cuando se realicen los envíos al Centro Nacional de Microbiología.

¿Qué muestras se toman?

A los pacientes sospechosos de haber contraído la enfermedad se les toman muestras del tracto respiratorio, bien de la zona de las secreciones de la nariz o la boca, bien a través de la saliva si es posible. Cuando no se puede, la pauta apunta como solución al aspirado endotraqueal, especialmente en aquellos pacientes con una enfermedad respiratoria grave y avanzada.

Si las pruebas iniciales son negativas en un paciente con alta sospecha clínica y epidemiológica, se repetirá el diagnóstico con nuevas muestras del tracto respiratorio. Además, se podrán complementar con extracciones de sangre o recogidas de orina y heces.

Los recipientes en los que se realizarán estas tomas y recogidas están también perfectamente determinados. Los médicos ya saben que ha de facilitarlos obligatoriamente el servicio de Microbiología. Ellos proporcionarían a los especialistas los envases necesarios para la conservación y el envío de las muestras.

Queda claro que en el protocolo que ya está en marcha está todo contemplado. Sin excepción.

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