El entrenador de fútbol Juan Manuel Lillo, durante su última charla en Salamanca / Lydia González


OPINIóN
Actualizado 13/02/2020
Manuel Rodríguez García Marogar

Es demasiado enrevesado este fútbol. El vulgo pensaba que se trataba de dar un patadón, cuanto más fuerte mejor, pero también descubrimos que la pelota no siempre va a los que tienen nuestra misma camiseta

En la web http://www.futbolofensivo.com podemos leer una entrevista a Juanma Lillo, un entrenador muy acreditado en la afición salmantina, aunque a nivel nacional lleva tiempo sin prestar sus servicios a ningún equipo español. Yo diría que es demasiado claro en sus concepciones y permite pocos acercamientos de los directivos a labores técnicas que no les corresponden.

Y claro, cuando las cosas no van enseguida le pasan factura. Quizás por ello Juanma es cada vez más escéptico, tanto en las relaciones con directivos como con periodistas sabihondos que todo lo saben y disponen opiniones sin exponer ninguna responsabilidad. Cuestión que Lillo lleva a gala en su trayectoria, afortunadamente el plantel de jugadores si que se pone a su lado por cuanto Juanma es muy categórico, da muchas alternativas, y consigue que los jugadores piensen en el estilo de juego y su desarrollo.

Dice Juanma: "Mis equipos tienen ganas de ganar y buscan aumentar las probabilidades para ganar". "El fútbol es de los futbolistas, a mí no me molesta que entrenen los que jugaron, pero haber sido jugador profesional no es ningún aval". "El fútbol se vive y se siente. Las cosas no son antiguas o modernas, son buenas o malas". "Cuando un jugador hace algo bien, que lo haga muy bien. No trato que el diestro ejercite la zurda, prefiero invertir ese tiempo en potenciar su virtud. Porque si hace algo muy bien, el defecto pasará inadvertido". "Todo lo que el juego necesita está ahí (El Reglamento) y confundimos "posibilidad" con "probabilidad". Si pones un esquema con todos atrás y Dios sólo adelante, la posibilidad dice que puedes ganar, claro que puedes. Pero se supone que uno extrema medidas para aumentar la probabilidad, sin embargo, se trabaja en la posibilidad". "El Reglamento dice que los campos son más anchos que largos. Por eso el Reglamento dice que tengo que juga con alas, el Reglamento ? dice sin decir? que para aumenta el índice de probabilidades de ganar hay que dejar a un jugador con la posesión, el tiempo y el espacio, de frente al arco contrario y lograr que un jugador patee lo más cerca y los más libre posible. Ahora: ¿hago algo para que eso se dé? ¿O al final vamos a rezar?".


Claro, es demasiado enrevesado este fútbol. El vulgo pensaba que se trataba de dar un patadón, cuanto más fuerte mejor, y así llegábamos antes a la portería contraria. Pero también descubrimos que la pelota no siempre va a los que tienen nuestra misma camiseta, sino que acaba en los pies del contrario. Y se tienen pocas soluciones pensadas para volver a recuperar la pelota.

Por eso Lillo nos asesora: "A los que juegan todos atrás y con Dios adelante, no les hacen falta jugadores, sino un milagro, porque muchas veces pretenden ganar sin patear al arco". "A mí me gusta ver hasta los últimos siete partidos del contrario, pero de ahí a que los comparta con mis jugadores, por ahí cero, doy orientaciones con respecto al próximo rival, les digo: "Aquí esta todo, menos lo que va a pasar". Por eso es importante que el jugador comprenda el juego?" "También le dedico mucho tiempo de calidad a las pelotas paradas porque es un recurso que aumenta las probabilidades para ganar un partido, hasta puedo ser un poquito pesado".

Y me gustó sobremanera la conclusión de la entrevista: "Yo tengo ideas, pero siempre aclaro que no son la verdad, son puntos de vista y en los últimos años, sobre todo, aprendí a no discutir para convencer".

Salamanca, 12. Febrero. 2020.

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