OPINIóN
Actualizado 10/02/2020
Jesús Garrote

Vemos cada día problemas graves o pequeños causados por necesidad de dominio de alguien.

Es evidente en el panorama político el egoísmo predominante sobre el bien común. Las injusticias siguen y la desigualdad aumenta. El camino de los principales líderes políticos se marca para sí mismos.

No pueden hablar de servicio cuando multiplican su capital desproporcionadamente a su valía.

Es ceguera en lo que les convierte el afán enfermizo de poder y supremacía. Son capaces de justificar holocaustos en nombre de unas u otras ideas.

Se lleva a un callejón sin salida a gremios como el del campo del que depende la alimentación y el cuidado del medio ambiente. Es evidente eso de político cabrón coge el azadón.

Lo que más me preocupa es que personas desalmadas que no se solidarizan con el día a día de la mayoría puedan enfervorizar a alguien y puedan condicionar las ideas de las nuevas generaciones hacia odios ignorantes.

En este mundo se premian desproporcionadamente contingentes de producción y consumo, se valoran ya desde la escuela los tipos de inteligencia que tienen que ver con lo tecnológico o comercial. Dónde se evalúa la sensibilidad y la capacidad de entrega o el compartir. Parecen las perogrulladas de siempre pero determinan las sociedades y las familias.

En pequeñas historias como las nuestras ya tenemos que estar atentos a que los liderazgos y las relaciones no sean asimétricas y abusivas. Nos escandalizamos con el bullying y educamos para él.

Mucho cartelito pero potenciamos y encumbramos a personas insolidarias. Los más reconocidos para los adolescentes son los que dan patadas a un balón y alardean de coches y novias bombón. Youtubers y letras de reggeaton de dudosa dignidad y respeto para muchos colectivos sociales.

Seré un pasado de moda pero es diferente la Rosalía de los Goya pasados a la que hace más dinero.

Yo siempre vuelvo a la escuela que pienso es un lugar importante para la trasformación social. Llevo mucho tiempo intentando redefinir prioridades en chicos y chicas adolescentes, respecto a relaciones posesivas y tóxicas, respecto a la múltiples necesidades artificiales que determinan una depresión o una determinada violencia.

No podemos desempeñar cargos para abusar de poder, tienen que ver en sus educadores de referencia y en sus padres un ejemplo de vida tolerante, humilde y agradecido. La ambición desmedida por ser más que los demás nos impide la introspección de ser cada uno el mejor de sí mismo.

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