Una vieja maleta guarda en su interior momentos inolvidables y trayectos infinitos. Aunque la abandonemos en el desván, siempre ocupara un espacio en nuestro corazón. Con ella cruzamos los caminos, y comenzó nuestra pequeña historia que, aunque es irrelevante para los demás, para nosotros mismos, es demasiado importante. La misma maleta que en otro tiempo guardó nuestras cosas, hoy está llena de recuerdos y emociones. Sobre ella reposan unas llaves que no abren ninguna puerta, un libro de filosofía que no enseña a vivir y, sobre todo, un limón que no sirve para endulzar la vida. Puedo asegurarte que, pesan más los recuerdos y las ausencias, que los objetos de antaño.
Manuel Lamas