El poeta salmantino afrontó la presentación del libro en compañía de Isabel Bernardo, poeta, columnista y compañera del autor en la que es la más veterana de las tertulias poéticas de la ciudad, Papeles del Martes
Aún resuenan en la Sala azul de la Palabra los versos y el eco de la poeta Marga Clark cuando asistimos a la presentación del poemario póstumo de una autora, tan lejana en el espacio y tan cercana para nosotros como la surafricana Ingrid Jonker.
Traducida y conocida mundialmente, la obra de Jonker no había suscitado interés en el panorama hispanohablante a pesar de sus muchos galardones y de un reconocido prestigio que sitúan su nombre en la cima de la literatura y el activismo surafricano. De ahí la importancia de las dos traducciones de su obra poética al español de la mano del poeta salmantino Agustín B. Sequeros, que afronta la presentación del libro en compañía de Isabel Bernardo, poeta, columnista y compañera del autor en la que es la más veterana de las tertulias poéticas de la ciudad, Papeles del Martes.
Y son ambos quienes danzan en torno a la figura de Ingrid Jonker para descubrirnos, a través de sus palabras en un fluido diálogo, su vida y su obra, estrechamente enlazadas en un lazo trágico. Porque la autora, nacida en Suráfrica en 1933, se suicidó el mar que tanto amaba en 1965, siendo el poemario que se presenta en Salamanca, una obra póstuma. Publicada por la Universidad de Antioquía, en Colombia, y fruto del interés del traductor, profesor, conferenciante y poeta Agustín B. Sequeros, Sol volcado es un libro de conmovedora belleza, que sorecoge por su belleza y dramatismo y donde se muestra la personalidad de una mujer irrepetible que vivió intensamente no solo sus desoladoras circunstancias personales, sino el dolor de un pueblo encadenado por el Aparheid representado por su propio padre.
¿Cómo llegar a ella? La primera pregunta de Isabel Bernardo va dirigida al traductor, al hombre que se enamoró de la poesía de la autora y que aprendió afrikáans para leerla en su verdadera dimensión ¿Cuánto se pierde del poema al traducirlo? Y la respuesta de Sequeros es inmediata, algo se perderá aunque depende del traductor, y él es partidario no de recrear líricamente el texto al traducirlo haciéndolo nuevo, sino siendo muy fiel al poeta, aunque tratando de recrear el ritmo y los mecanismos de la poesía. Sequeros cree que solo un poeta puede traducir bien a otro poeta, y él, maestro de traductores, ha hecho una minuciosa labor con la obra de Ingrid Jonker ante la que podemos evocar los versos de otro poeta afincado en Salamanca, Juan Antonio González-Iglesias, cuando dice: En momentos de máxima inseguridad cultura/el arte de traducir se erige/en la última forma de conocimiento.
Y el conocimiento de Ingrid Jonker por parte de Agustín B. Sequeros nos muestra, en palabras de Isabel Bernardo, una historia conmovedora que se imbrica con la de un país que ha sufrido cuarenta años de exclusión racial. La vida de Jonker se inicia dos meses después de que su madre, enferma depresiva, abandonase a su padre. Las consiguientes dificultades económicas no empañan una niñez salvaje de mar y amor por parte de una abuela que le enseña la biblia y que deja a la autora y a su hermana una libertad de robinsones. Sin embargo, la muerte de la madre hace que el padre, novelista no muy exitoso y político defensor de la segregación racial, recoja a las niñas del mar y las encauce. La vida de Ingrid estará marcada por este progenitor feroz que no entiende a la niña que con ocho o nueve años escribe poesía en su paraíso marino, es animada por su profesor de lengua a seguir con la literatura y que publicará, con 22 años, un poemario que tiene un éxito que niega el padre. El drama de Jonker, antes de su desoladora vida amorosa, es para Isabel Bernardo, el de alguien que nunca quiso abandonar su infancia.
Literatura y amor están unidas en la breve vida y obra de la autora. Divorciada de un hombre mayor, madre de una hija, se enamora de dos escritores que forman con ella un grupo, el de "Clifton Beach" muy activo literaria y políticamente. Jack Cope y André Brink serán sus apasionados y dolorosos amores mientras que el escritor Uys Krige, traductor de Lorca, se convierte en su mentor. Jonker además participa de la crítica al sistema surafricano de sus compañeros de generación y, tras ser testigo de la muerte de un niño en brazos de su madre por parte del ejército, escribe uno de los testimonios más dolorosos de la lucha contra el Aparheid, un poema al niño de Nyanga muerto el 21 de marzo del 1960 que se convertirá en toda una declaración de guerra y que Mandela leerá en 1994 cuando se abra el primer Congreso incluyente del país. Un país en guerra como la propia autora, un país que evoca Isabel Bernardo no desde la belleza de su costa, o de su naturaleza, sino desde el dolor de asistir a una sociedad que tenía, en tiempos de su viaje, un hospital para blancos y otro para negros.
Para Agustín B. Sequeros, la poesía de Jonker, cuyos últimos poemas ha traducido para esta edición exquisita de Sol volcado, son un reflejo de su vida. Una vida que, poco antes de su suicidio, estaba marcada por el dolor por la situación política del país, por la tristeza, por el abandono hasta unos límites que la llevaron a ese mar que siempre amó. Unos últimos poemas que están, en palabras del traductor en su prólogo iluminador, "entre los más bellos y fuertes de su obra, y que deberían contarse entre los más conmovedores de la poesía surafricana".
Lejos en el espacio, pero jóvenes y cercanos, como bien dice Isabel Bernardo, los poemas de Jonker y su vida han sido un regalo del azar, la traducción sentida y la generosidad de un poeta que entrega sus energías a otro. Traductor del poemario Humo y ocre y de este libro, Sol volcado, Agustín B. Sequeros nos muestra un personaje inolvidable, el mismo cuya versión cinematográfica con el nombre de "Mariposas negras" filmó con gran sensibilidad Paula van der Oest en el 2011. Porque todo aquel que lee o conoce a Ingrid Jonker queda tocado por su hermoso, desgarrador dramatismo, por sus versos desnudos de todo artificio y sin embargo, espuma de verso. Será verdad, indudablemente, la afirmación del poeta y el arte de traducir que tan bien realiza Agustín B. Sequeros, es la última forma de conocimiento? y de generosidad hacia el original, y hacia los lectores que lo disfrutamos.