Profesor de Derecho Penal de la Usal
La conducta de los líderes políticos de los partidos conservadores (PP, Ciudadanos y Vox) ante la investidura del presidente del gobierno, Pedro Sánchez, ha sido indigna e intolerable. Después de la primera votación en la que el presidente debería haber sido investido exclusivamente por mayoría absoluta, las alarmas saltaron inmediatamente en el seno del PSOE, dado que la única finalidad de estas formaciones políticas pasaba por impedir, sin importar el medio utilizado, que Pedro Sánchez fuera presidente del gobierno de todos los españoles.
Así, varios diputados del PSOE y el de Teruel Existe, Tomás Guitarte, recibieron mensajes de correo electrónico claramente amenazantes y ofensivos, que estaban perfectamente dirigidos y orquestados por sectores políticos y mediáticos conservadores. Beatriz Corredor, del PSOE, recibió uno de los más hirientes, síntoma de la inquina, el odio y la intolerancia que profesan los que quieren gobernar a toda costa, hayan ganado las elecciones o no: "¿Cómo puedes ser tan puta de apoyar la investidura de un traidor?".
PP, Ciudadanos y Vox han dejado meridianamente claro que no pueden soportar que un gobierno progresista dirija las riendas del país. Han exprimido al máximo los argumentos (falsos, torticeros y manipulados) con la intención de que, por la razón o por la fuerza, se impida a los partidos de izquierdas -que ganaron las elecciones generales- formar un gobierno que respete los derechos humanos de todos. Esto, por otra parte, no es nuevo; ya sabemos cómo se las gastan nuestros políticos conservadores. Como ejemplo, las maniobras de políticos y comisarios de policía, para fabricar pruebas contra la formación de Pablo Iglesias, Unidas Podemos, en lo que se ha venido denominando "las cloacas del Estado".
Por otro lado, los mensajes de Casado, Abascal y Arrimadas, en la sede de la soberanía nacional, han sido apocalípticos y carentes de toda lógica y de la sensatez que debe atesorar. No se puede afirmar, impunemente, que el gobierno de Pedro Sánchez se ha aliado con "terroristas y golpistas", intentando trasladar a la opinión pública una realidad que no existe. No les importa desenterrar el terrorismo, cuando ya no existe, con la única finalidad de poner la zancadilla a Pedro Sánchez. Aunque nada de esto es nuevo; es la misma estrategia que siguió el PP de Rajoy contra Zapatero en su primera legislatura como presidente del gobierno (2004-2008), aunque entonces ?como espero que ocurra ahora- le salió "el tiro por la culata", perdiendo apoyo electoral entre sus votantes más moderados.
Una prueba más que evidente que nos demuestra que a los políticos del PP les importan "un bledo" los intereses generales de los ciudadanos, son las iniciativas parlamentarias que van a realizar en los próximos días. Pedir que comparezca Sánchez para que exprese la postura del gobierno español sobre la situación política de Venezuela, ¿es lo que más preocupa a los españoles?
Casado, a su vez, ha declarado que el PP va a bloquear la renovación de los miembros del Consejo General del Poder Judicial ?pendiente desde diciembre de 2018- como medida de presión para que Sánchez rompa con sus socios de gobierno. Y esto son sólo dos pinceladas de cómo será el comportamiento del PP en la presente legislatura: discurso bronco, insultos y bloqueo, que demuestran que la derecha política española actúa más con las vísceras que con la razón y que le interesan más sus asuntos personales que los problemas reales de los ciudadanos.
Ya decía Serrat que en la sociedad ?también en la política- hay "buenas gentes que viven, laboran, pasan y sueñan", pero también, y por desgracia, hay "mala gente que camina y va apestando la tierra". Sería deseable que la derecha española actuase como los primeros y no seguir en la senda de la intolerancia y la mala fe.