OPINIóN
Actualizado 11/01/2020
José Fermín Rozas

Hace más de dos años ponía en un titular "a la derecha salmantina no le gusta el ferrocarril". No se puede decir que la herencia gubernamental de Mariano Rajoy haya supuesto realmente mucho en este tema. Y tampoco el actual gobierno en tránsito ha tenido tiempo y medios, ni siquiera presupuesto propio, en su corta existencia. Pero algunos pequeños gestos (o inanición), estos días el último, lleva a preguntar si de verdad les interesa el ferrocarril.

Seguramente es el momento de mayor debate social sobre sostenibilidad, con la guinda de la reciente Cumbre internacional sobre el Clima celebrada en España. Incluso merece, por fin, una vicepresidencia del gobierno. Y resulta inevitable reconocer que la discusión sobre el territorio y sus desequilibrios domina la política, con notable presencia de partidos regionalistas y nacionalistas en el Congreso de los Diputados.

Ya he insistido alguna vez que las infraestructuras para el transporte no sirven para mucho por sí mismas, pero ayudan dentro de un conjunto de políticas planificadas, coherentes y cohesionadas en busca del desarrollo y reequilibrio territorial en España y la Unión Europea. Eso se pretendía con los abundantes fondos europeos llegados en el pasado más reciente.

Por ello, por ejemplo, solucionar los graves problemas del Oeste de Castilla y León, el Reino de León desaparecido en 1230, no puede estar en dividir un territorio con notable unidad geográfica como el Valle del Duero. Más bien en cambiar políticas fracasadas en las últimas cuatro décadas (y del franquismo), por una política de desarrollo territorial digna de tal nombre. Dicho de otro modo, en vez de un chiringuito del Partido Popular, que ha fracasado en esto, tener dos no resuelve nada.

Pero el Estado también adolece de falta de política territorial, aunque de momento estos temas aparecen en los nombres de los futuros Ministerios. Como un instrumento más se insiste en impulsar los medios de transporte con menor impacto ambiental, mirando al ferrocarril. El programa electoral del PSOE da relevancia a temas ambientales y la España vaciada, pero el tren aparece de forma difusa. En abril menciona a la Alta Velocidad y Cercanías, pero nada de trenes Regionales que son la clave para equilibrar espacios regionales. En Noviembre lo incluye en "Reto demográfico en el medio rural":

5.2.2. Mejora de la conexión con infraestructuras de tipo malla, mayor inversión en trenes de cercanías y finalización corredores ya previstos.

5.2.3. Impulsaremos un plan de inversiones en nuestras infraestructuras ferroviarias.

Podemos dice muchas más cosas, pero quedémonos con este párrafo: "Hacer del tren el sistema prioritario en la vertebración del territorio, con inversiones estratégicas para extender un sistema de transporte público a precio asequible y de bajas emisiones, que no deje fuera a ninguna parte del país. Para ello, es imprescindible Suspender el levantamiento de vías en la España vaciada, y poner en marcha planes y medidas para recuperarlas y actualizarlas, de manera que sirvan para vertebrar los territorios e interconectarlos con los corredores principales."

Además de grandes planes y actuaciones, caben pequeñas cosas que mejoran la calidad de vida de quienes resisten en el desierto demográfico. Se resume en tener servicios públicos de calidad a mano. La eliminación de taquillas atendidas por personas en estaciones ferroviarias de pequeñas poblaciones, incluso sin alternativa mecanizada viable como en Peñaranda, no parece el camino para ayudar a los territorios más abandonados. Tampoco los continuos retrasos e incidencias en servicios ferroviarios salmantinos, por no hablar de la lentitud de muchos de ellos. Sumado a recortes en sanidad, educación, servicios bancarios, etc., el panorama no es muy alentador.

La parsimonia en acometer inversiones estratégicas como electrificación y desdoblamiento de la línea Fuentes de Oñoro-Medina del Campo, o mejora de la línea con Ávila, tampoco favorecen nuestro futuro. La desaparición del debate político de la recuperación de ejes transversales como la Vía de la Plata o el Valladolid-Ariza entre otros, dice poco de la apuesta por la sostenibilidad. Supongo que participar en el debate portugués para recuperar la línea ferroviaria del Duero es una quimera. Quedemos expectantes, pero cada vez somos menos.

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