Un manto blanco cubrió hace ya días las más altas cumbres de las sierras salmantinas, con un paisaje que anuncia la llegada del invierno un año más, que arriba a estas fechas de la mano de la Navidad.
Un final de diciembre que, este año, ha venido marcado por el temporal, con unas intensas lluvias que han anegado algunas partes de localidades de la provincia, han desbordado cauces fluviales y han llenado arroyos como el Froya de Lumbrales, que habían acusado la sequía del pasado verano, vacíos de agua hasta este accidentado final de otoño.
Pero más dificultades si cabe ha llegado a causar el viento del temporal Elsa, que ha puesto contra las cuerdas a media España, y no se olvidó de azotar a nuestra provincia, donde los vientos que sobrepasaron el centenar de kilómetros por hora jugaron más de una mala pasada a nuestro paisanaje y paisaje, con más de un árbol que llegó a "tronchar" por el hostigo del "airón".
Y como después del temporal siempre llega la calma, se asoman a nuestro calendario fechas más propensas para, al menos, disfrutar de reunirnos sosegadamente con familiares y seres queridos, en unas Navidades que son el tiempo más entrañable de nuestro año.
La Navidad ya toca a nuestras puertas, anunciada por las luces características que en estas fechas pueblan las calles de pueblos y, sobre todo, de ciudades, que en algunos casos deciden echar la casa por la ventana para iluminar para la ocasión sus más concurridas rúas.
Y aunque a nivel nacional Vigo y Madrid pujan por ver quién tiene mejor iluminación navideña, en nuestra provincia, como no podía ser de otra manera, es Salamanca la que se lleva, un año más, este mérito, si bien este año, el regalo luminoso que preside la Plaza Mayor se ha quedado huérfano, ya que su hermano, que le acompañaba el año pasado, decidió trasladarse en estas navidades a Peñaranda de Bracamonte.
En el otro extremo de la provincia, poco tiene que envidiar Ciudad Rodrigo a dichas localidades, dado que a la ciudad, que es una joya por sí misma, cuesta poco arreglarla para que quede bien guapa para estas fechas. Así, las tres columnas se han calzado unas medias en forma de luces blancas que las cubren enteras, mientras que la casa consistorial se ha enfundado una especie de bufanda rectangular lumínica, con la que parece querer abrazar a la estrella de luz que le han situado a los pies.
Por su parte, en Béjar este año la decoración navideña ha sido mucho más austera de lo habitual, y en algunas calles recuerda más al tipo de luces navideñas de hace dos décadas que a la que estamos acostumbrados en los últimos tiempos, si bien la excepción la constituye el ayuntamiento, que luce especialmente bello con la decoración navideña con la que se le ha adornado este año.
Entretanto, el noroeste salmantino también se ha envuelto en luces para la ocasión, aunque de forma menos pomposa que en otras partes de la provincia, pero lo suficiente como para que se sepa en qué fechas estamos y con el deseo o la necesidad de que todos los paisanos disfrutemos de unas buenas navidades rodeados de los seres queridos.
Unas fechas en las que nuestra provincia volverá a acoger a buena parte de aquellos hijos que volaron fuera de nuestras comarcas por motivos laborales, y que aprovecharán el parón navideño para reencontrarse con las raíces.
Mientras, otros, por aquello de aprovechar que la provincia tendrá más vida que de costumbre, tendrán que doblar jornadas y trabajar más horas, especialmente en el sector de la hostelería, teniendo otro tipo de navidades, más sacrificadas que ociosas, pero en las cuales seguro que sabrán sacar un ratín para poder disfrutar algo de la familia y de los amigos. A unos y a otros, así como a los lectores que me acompañáis cada semana en este medio, os deseo que tengáis una Feliz Navidad.