La reunión, un clásico de cada diciembre, congregaba en la ciudad a 200 personas para disfrutar de una jornada de hermandad y recuerdos
Ya son treinta y cuatro los años en los que los peñarandinos ausentes, en su mayoría residentes en Salamanca, arrancan el último mes del año y brindan por el venidero en una emotiva jornada de hermandad que les devuelve por unas horas a las calles y plazas de su Peñaranda, y con esta visita, revivir sin duda sus innumerables recuerdos vitales.
Ha sido este primer domingo el elegido para realizar un encuentro que comenzaba a las 12 del mediodía, con la visita de los alrededor de 200 participantes a la Casa del Arte, donde pudieron disfrutar con la renovada exposición de María Carrera, las maquetas de German Alfayate y
las creaciones pictóricas para el conjunto iconográfico de la iglesia parroquial, obra de Alejandro Mesonero.
Tras esta primera parada, llegaba el turno del Teatro Calderón y el ya clásico recital de bienvenida a cargo de la Comparsa Peñarandina, donde no faltaron los clásicos del repertorio de esta formación, contagiando de ritmo y recuerdos al abarrotado patio de butacas.
La gran comida de hermandad y la sobremesa prolongaban la animación hasta bien entrada la tarde, dando pie a iniciar nuevas ideas y planteamientos de cara a la edición de 2020.