Pepe Ledesma y António Salvado en el Ayuntamiento de Salamanca (Octubre de 2005. Foto de Jacqueline Alencar)
Aquí traduzco tres piezas del notable poeta de Castelo Branco, António Salvado, estrechamente vinculado con Salamanca. La primera de ellas está escrita al enterarse de la muerte de su buen amigo Pepe Ledesma. La segunda trata sobre la presencia en Salamanca del que luego fuera un eminente médico y humanista, Amato Lusitano, perseguido por media Europa por la Inquisición debido a sus orígenes judíos. Amato había nacido en Castelo Branco en 1511 y murió en Salónica en 1568. Sus estudios de Medicina los hizo en la Universidad de Salamanca. El tercero está dedicado a la Catedral.
As horas deixam de correr. O dia,
feito penumbra, terminou o curso.
e a noite cobre com seu manto frio
réstias de luz intemporal e pura.
A música dos astros a brilhar
derrama-se nos gestos que pararam,
como murmúrio dentro de palavras
que apenas o porvir há-de eternar.
Dos jardims o olor emudeceu
porque as flores murcharam de tristeza:
e jamais o orvalho a vir dos céus
os poderá salvar de fome e sede.
Mas a manhã teima em surgir na fé
de que os raios do sol, iluminados
pelo calor de uma sentida prece,
farão de novo a terra florejar.
Pepe Ledesma, por Miguel Elías
Las horas dejan de correr. El día,
hecho penumbra, terminó su curso.
Y la noche cubre con su manto frío
haces de luz intemporal y pura.
La música de los astros brillando
se derrama en los gestos detenidos,
como murmullo dentro de palabras
que sólo el porvenir ha de eternizar.
De los jardines el olor se extinguió
porque las flores marchitaron de tristeza:
y jamás la llovizna que vendrá de los cielos
los podrá salvar de hambre y sed.
Pero la mañana insiste en salir con la fe
de que los rayos del sol, iluminados
por el calor de una sentida oración,
harán florecer de nuevo la tierra.
COM AMATO LUSITANO NAS VELHAS RUAS DE SALAMANCA
Revisitamos o saber havido
por essas velhas ruas frígidas, geladas,
e os memos olhos descortino em ti,
o mesmo anseio, a mesma lealtade
ao desejo de mais avassalares
à vontade de tudo conseguires.
Aquí traçaste as vias, os caminhos
que percorreste livremente audaz
sem julgares receios: peregrino
de um mundo novo à espera que o cruzasses
e que outra fé brilhante lhe doasses,
desconhecidas rotas descobrindo.
D'aquí levaste em tua alma o facho
que norteu a Vida que traçaste
a quem da vida pouco abraçaria ?
negando raias, abolindo marcas,
e as fronteiras do ódio e do perigo
riscando: a ilusão que figuraste.
Amato Lusitano, de Miguel Elías
CON AMATO LUSITANO EN LAS VIEJAS CALLES
DE SALAMANCA
Revisamos el saber obtenido
por estas viejas calles frías, heladas,
y los mismos ojos descubro en ti,
la misma angustia, la misma lealtad
a la aspiración de someter aún más
la voluntad con la que todo consigues.
Aquí trazaste las vías, los caminos
que recorriste libremente audaz
sin recelosos juzgamientos: peregrino
de un mundo nuevo esperando que lo cruzaras
y que otra fe brillante le donases,
desconocidas rutas descubriendo.
De aquí llevaste en tu alma la antorcha
que norteó la Vida que trazaste
a quien de la vida poco abrazaría ?
negando rayas, aboliendo límites,
y las fronteras del odio y del peligro
expulsando: la ilusión que imaginaste.
CATEDRAL DE SALAMANCA, A LUZ
Mais que a beleza são as mãos erguidas
que incendiam o peito, que sussurram
todo o mistério singular contrito
que aponta ardentemente para a Luz.
dentro de ti se bebe a casta água
da vida e pelas naves corre o fogo
que agita o coração ? inesgotáveis
fluxos de calidez e de conforto.
A grandeza de tua solidão!
Quantas mágoas sofridas se arrastram
pelos acordes do mais fundo cântico
que à fé conduzem postos no altar.
Em ti volto a entrar. Os joelhos doloridos
pisan a dor, a emoção da pedra.
Sob o teu peso reconstruo a vida,
e um suspiro de amor rehaz o universo.
Perfil de Salamanca. de Miguel Elías
CATEDRAL DE SALAMANCA, LA LUZ
Más que la belleza, son las manos en alto
que incendian el pecho que susurran
todo el misterio único, contrito,
que apunta ardientemente hacia la Luz.
Dentro de ti se bebe el agua pura
de la vida y por las naves corre el fuego
que agita el corazón ? inagotables
fuentes de calidez y de bienestar.
¡La grandeza de tu soledad!
Cuántas heridas sufridas se arrastraron
por los acordes del más profundo cántico
que la fe trasmite colocados en el altar.
En ti vuelvo a entrar. Las rodillas doloridas
pisan el dolor, la emoción de la piedra.
Sobre tu influencia reconstruyo la vida,
y un suspiro de amor restaura el universo.