Siempre hay chorradas de hipócritas. Dicen que más importante que reconstruir Notre Dame es ayudar a los pobres, pero ellos no van a hacer nada en cualquier caso, les importa un pimiento una cosa y otra, lo que pasa es que hablar es gratis. Y cotillear como gallinas más gratis aún.
Obviamente no son temas incompatibles, eliminar la miseria en el mundo es urgente, que exista es una vergüenza, pero eso no impide que se valore el arte. Porque a pesar de los ignorantes y los chismosos, que desprecian la cultura, que solo quieren cosas prácticas según ellos, la cultura es nuestro espíritu, es lo que nos define como humanos, es lo que nos levanta del suelo, es lo que hace latir a los miserables y a los ricachones, a todo el que tiene sensibilidad, excepto a los mezquinos y chismosos, que están en todas partes.
Porque el arte no es un lujo, el arte recoge lo que somos nosotros, enciende la luz de la humanidad, preserva nuestra alma mucho mejor que las religiones y las iglesias. Porque Notre Dame es un logro que expone pasión, latido colectivo e íntimo, fervor, humanidad apasionada, lucidez, visión, belleza que nos alumbra, sabiduría en piedra. Y solo los mezquinos no pueden verlo.
Una pariente mía está encantada de que Notre Dame esté jodida, no quiere que ayuden a arreglarla, se burla de que digan misa en ella. A ella solo le importa el bar nuevo de la esquina, sus frases de mando y los cotilleos con la vecina. Y decir sus rezos formularios en cualquier iglesia vulgar. Le importan un pimiento los pobres pero le sirven de pretexto para atacar a Notre Dame, Porque pone de relieve su vulgaridad, su zafiedad ignorante. Pero Notre Dame nos levanta a todos nosotros.
ANTONIO COSTA GÓMEZ, ESCRITOR FOTO: CONSUELO DE ARCO