Ya estamos en la cuenta atrás para las elecciones generales, y esta semana que queda hasta el 10 de noviembre será cuando más percibamos la cercanía de los comicios, ya que desde la medianoche del jueves al viernes pasado nos encontramos en campaña electoral.
Una campaña un tanto peculiar, tanto por ser la más corta de nuestra historia (al tratarse de una repetición electoral), como por el fracaso colectivo que supone tener que repetir unas elecciones porque los grandes partidos no se hayan puesto de acuerdo para formar un gobierno. Quizá, como paradigma de este hecho, la campaña se ha iniciado en un día de Todos los Santos que en nuestra provincia se ha presentado tristón, nublado y envuelto en algo de lluvia.
En mi caso, estas elecciones me resultarán algo especiales, dado que encabezo la lista de Unión del Pueblo Leonés (UPL) al Senado por la provincia de Salamanca, y eso, por un lado, me tendrá más pendiente y nervioso por el proceso electoral y, por otro lado, hará que el tiempo libre que me deje el trabajo estos días lo tenga que volcar en intentar dar visibilidad a las propuestas de la candidatura en que me integro, siendo consciente de que lo tenemos más complicado que los grandes partidos para llegar a nuestros paisanos, al no darnos cobertura los principales medios de comunicación.
Personalmente, espero que, salga lo que salga de las urnas el día 10, los políticos de los grandes partidos a nivel nacional sean capaces de sentarse a negociar y llegar a acuerdos por el bien de todos los españoles, y evitemos otra repetición electoral. Y digo negociar, no simplemente hablar, lo que implica que se escuche al otro y todos tengan que ceder en algo para poder llegar a acuerdos comunes por el bien de todos.
Por otro lado, me gustaría que se pusiese algo el ojo en este invisible rincón del oeste de España, que parece no importarle a ningún partido de ámbito nacional más que para sacar sillones, y que se hable de la situación crítica por la que atravesamos las tres provincias de la Región Leonesa, o las vecinas de Ávila, Orense y Lugo colindantes con esta maltrecha región.
En este sentido, en los últimos años hemos visto cómo desde las altas élites políticas el debate se ha centrado en hablar de otros territorios con una economía más pujante que la nuestra, sin que se haya reparado en que el interior de España se está vaciando, y muy especialmente el antiguo Reino de León, que arrastramos la peor evolución socioeconómica de toda Europa en periodo autonómico, con 150.000 habitantes perdidos entre Salamanca, Zamora y León desde 1983.
Resulta paradójico que, por un lado, desde una de las regiones más ricas se nos acuse de que les robamos sus recursos, y por otro se nos indique que tenemos que preocuparnos más de aquella región que de la nuestra. Quizá el problema es que ni unos ni otros han reparado en que en la Raya zamorano-salmantina tenemos solo 5 habitantes por kilómetro cuadrado, que hemos pasado de 85.000 a 45.000 habitantes en medio siglo, o que, por ejemplo, la vecina Zamora tiene una tasa de juventud del 9% y una tasa de vejez del 30%, siendo los peores datos de toda España.
No se ha querido reparar en que, si al iniciarse Castilla y León, las tres provincias leonesas éramos la 2ª, 4ª y 7ª más envejecidas de la autonomía, actualmente ya somos la 1ª, 2ª y 3ª, sin que a la Junta o al Gobierno parezca importarle lo más mínimo esta penosa evolución.
Un envejecimiento que se siente especialmente en nuestra comarca, con una carencia casi total de jóvenes en nuestros pueblos, donde los ancianos son claramente la mayor parte del vecindario, y con casos como el de Cerezal de Peñahorcada, donde tres de cada cuatro censados es mayor de 65 años.
Sinceramente, no soy capaz de entender cómo se nos puede pedir que miremos más por las regiones ricas del país, o cómo incluso algunos sectores nos puedan acusar de robar a aquellas. No lo veo lógico para una Región Leonesa, que posee 969.000 habitantes en su territorio, y que a la vez tiene 600.000 de sus hijos repartidos por otras zonas de España y del mundo, emigrados la mayor parte para hacer crecer económicamente a unas regiones ricas que ahora nos dan la espalda.
De modo que resulta hilarante que los grandes partidos, carentes de visión de Estado en la actualidad, no pongan encima de la mesa planes para revertir la difícil situación de un Oeste que se muere, y muy especialmente las comarcas fronterizas con Portugal.
Es más, resulta incluso insultante para nuestra provincia que la Junta y la CHD sigan adelante con el proyecto Life Duero, que pretende desviar agua del Tormes salmantino hacia el sur de Valladolid, y sobre el cual se pidió en Cortes desde UPL su paralización, obteniendo por parte de la Junta como respuesta que seguirá financiando este proyecto.
Para colmo de males, cuando hemos planteado otras iniciativas para el desarrollo y mejora de la competitividad del oeste desde Unión del Pueblo Leonés, hemos tenido que ver cómo los grandes partidos se ponían de acuerdo para rechazarlas. Así, se quedaron sin salir adelante medidas como un plan especial de desarrollo para la Raya, la re-vertebración ferroviaria del oeste de España, el puente internacional de Masueco, la electrificación del ferrocarril Salamanca-Ávila, un plan especial de conectividad y telecomunicaciones para nuestro medio rural, o una línea de incentivos y descuentos para nuestro medio rural que facilitasen el asentamiento de población en nuestros pueblos, entre otros.
Ahora, sin embargo, los grandes partidos parecen integrar en sus programas incentivos para dicho asentamiento de población en el medio rural, hecho que me alegra, y espero que realmente tengan voluntad de llevarlos adelante, dado que cuando presentamos enmiendas a los Presupuestos Generales del Estado en ese sentido, nos las rechazaron.
Esperemos que, por fin, el rechazo previo de ciertas iniciativas se torne en poder sacar adelante esas medidas que puedan facilitar un futuro a nuestro medio rural, y que no tengan que engrosar la larga lista de promesas incumplidas, pues no están nuestros pueblos con margen para muchos incumplimientos.
En definitiva, que en unos días nos tocará pasar a todos por las urnas, y aunque poco se hablará de la provincia de Salamanca en esta campaña, los salmantinos elegiremos 4 representantes en el Congreso y otros 4 en el Senado. Así, las elecciones dictarán qué deciden los salmantinos y el resto de españoles, que esperemos que, sea quien sea quien nos acabe gobernando, pueda traer algo provechoso para la provincia, pues buena falta nos hace mejorar la tendencia si queremos no acabar de enterrar nuestro futuro.