Buñuelos, uno de los dulces típicos de estas fechas, listos para degustar. Fotos: Lydia González
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LOCAL
Actualizado 01/11/2019
Redacción

Una costumbre que se cristianiza dentro de la cocina conventual, pero ya los moriscos tomaban buñuelos fritos cubiertos con miel

Buñuelos de viento, huesos de santo, dulces de castañas... son las tradiciones más dulces del Día de Todos los Santos. Un día con sabor a buñuelos clásicos, pero también de crema, nata o de chocolate; a masa de mazapán, yema de huevo y cabello de ángel.

Los huesos de Santo, elaborados con masa de almendra y azúcar con diferentes rellenos. Tienen forma de hueso, de ahí su nombre, y sabores de los más variado: yema, fresa, limón, trufa negra, toffee, trufa blanca o yogur. Y los buñuelos, hechos con una masa hecha de harina y azúcar y rellenos de lo más variopinto.

Origen de los buñuelos y huesos de Santo

Aunque su origen se remonta a mucho antes, en España aparecen recetas para la elaboración de buñuelos desde el siglo XVI. Tal y como recopila la web de Tierra de Sabor, la primera sociedad que consumió buñuelos fue la morisca. Sus ciudadanos, gente humilde, desempeñaban también el oficio de vendedores ambulantes de buñuelos. Dulce que se tomaba frito en aceite y cubierto de miel. La costumbre se cristianiza dentro de la cocina conventual del medievo.

Con respecto a su simbología cuenta la tradición que cuando te comes un buñuelo sacas un alma del purgatorio. Los Huesos de santo, dulces de mazapán, azúcar y huevo, simbolizan cariñosamente a los muertos, el acto de comer estos riquísimos dulces se considera que los quieres y no les temes.

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