El pasado fin de semana, Portugal celebró unas nuevas elecciones legislativas, mediante las cuales se reformaba la composición del parlamento del país vecino, la Assembleia da República.
Tras los diversos sondeos que apuntaban a la victoria del partido del actual primer ministro, Antonio Costa, los resultados no hicieron sino corroborar esta tendencia apuntada por las encuestas, resultando vencedor de los comicios el Partido Socialista (PS), con 106 escaños logrados de los 230 de que se compone la asamblea legislativa.
Sin embargo, pese a que este hecho supone un aumento de 21 escaños respecto a las anteriores elecciones, el Partido Socialista portugués no alcanzó los 116 escaños que marcarían la mayoría absoluta, por lo que tendrá que buscar socios para poder gobernar.
Por otro lado, esta situación no le debería resultar extraña a los socialistas del país vecino, dado que en la legislatura que ha tocado a su fin han gobernado el país en un tripartito conocido popularmente como Gerigonça, y que el propio Antonio Costa, en la noche electoral, ya ha llamado a reeditar.
No obstante, el principal beneficiado del avance de los partidos de la Gerigonça en Portugal ha sido precisamente el Partido Socialista, que ha visto como sus socios de gobierno han perdido terreno, y como por ello le interesa especialmente reeditar ese pacto como cabeza más visible del mismo.
Así, si el PS ha aumentado en 4'3 puntos sus votos, logrando 21 escaños más que hace cuatro años, el Bloco de Esquerda (BE) ha perdido 0'6 puntos de votos y mantenido sus 19 escaños, mientras que la Coligação Democrática Unitária (CDU) que encabeza el Partido Comunista Portugués perdió 1'8 puntos, viendo reducidos sus escaños de 17 a 12, situándose como principal damnificado dentro de la Gerigonça, cosechando el peor resultado de su historia reciente.
Sin embargo, los principales perdedores morales de la noche electoral en Portugal fueron las fuerzas de centro-derecha, que concurrían en esta ocasión por separado, tras haber deshecho la coalición Portugal à Frente (PàF) bajo la que se presentaron juntos en 2015 el PSD y el CDS-PP.
En esta ocasión, los resultados de ambas formaciones de centro-derecha habrían sumado 6 puntos menos que en 2015, perdiendo 25 escaños en el parlamento, tras pasar de 107 diputados a 82, hasta el punto de que el principal perdedor dentro del bloque de derechas, el CDS-PP, se ha vuelto prácticamente irrelevante, al lograr apenas 5 escaños, frente a los 18 que obtuvo hace cuatro años dentro de PàF.
En cuanto a los partidos más pequeños, cabe destacar el avance de los animalistas del PAN (Pessoas-Animais-Natureza), que han cuadruplicado sus escaños (pasando de 1 a 4), y del 1'4% de los votos obtenidos hace cuatro años han pasado al 3'3% en estos comicios.
Asimismo, han logrado entrar en la asamblea portuguesa tres partidos hasta ahora extraparlamentarios, con un escaño cada uno de ellos, siendo el caso del partido ecosocialista Livre, los centristas de Iniciativa Liberal, y el ultraderechista Chega!, que sería la versión portuguesa de Vox, teniendo un origen similar, al haber nacido como una escisión del ala más derechista del PSD.
En todo caso, la aritmética parlamentaria surgida de las urnas no pondrá demasiado fácil a estos partidos que se visibilice su acción, si bien podrán aprovecharse del hueco que deja una derecha debilitada para hacer oposición, de cara a intentar lograr un mayor protagonismo.
Y es que, si algo se puede concluir de las elecciones portuguesas del pasado domingo, es que la izquierda ha arrasado en las mismas (al pasar de 122 a 138 escaños), que la derecha se ha desplomado (pasando de 107 a 84 parlamentarios), y se ha reforzado el pequeño núcleo animalista que se abre entre ambos bloques (que pasa de 1 a 4 diputados).
Queda la incógnita de si se repetirá la fórmula de la Gerigonça, con un PS apoyado por el BE y la CDU, o si se dará una fórmula distinta de gobierno, ya que a los socialistas en esta ocasión les valdría con el apoyo de solo uno de los socios del anterior tripartito para alcanzar la mayoría absoluta. En manos de Antonio Costa (PS), Catarina Martins (BS) y Jerónimo de Sousa (CDU) queda ahora la fórmula para poder gobernar Portugal.