El párroco de este barrio salmantino apunta también que "las instituciones no han hecho nada hasta el momento para solucionar el problema del narcotráfico en Buenos Aires"
"No soy optimista ni pesimista con respecto al futuro del barrio de Buenos Aires, pero si por parte de las institiciones se afronta el problema del narcotráfico en el barrio estaremos en el camino para salir adelante". Esta es la visión de Emiliano Tapia, párroco desde hace más de 25 años en el barrio de Buenos Aires, con respecto al futuro de este marginado y conflictivo barrio salmantino marcado por el narcotráfico.
No obstante, el barrio de Buenos Aires no fue lo que es hoy durante sus comienzos. La historia del barrio de Buenos Aires se remonta al año 1983, cuando se construyeron viviendas de protección de oficial destinadas a albergar a 350 familias procedentes de otras zonas de la ciudad. Nació con la etiqueta de ser un barrio de origen humilde levantado en la zona noroeste y separado de la ciudad de Salamanca por el río Tormes, la carretera N-620 y varios espacios sin urbanizar. Unas barreras físicas que han contribuido durante todos estos años a que los vecinos del barrio se sientan aislados con sus problemas y alejados del resto de los barrios de la ciudad.
"La situación comienza a torcerse y a ser insostenible a finales de la década de los ochenta y principios de los noventa. Durante esos años los vecinos luchabámos y no perdíamos la esperanza de poder solucionar las cosas, pero en torno al 2005 mucho comenzaron a tirar la toalla y a marcharse del barrio porque no veían salida a esta situación", recuerda Emiliano Tapia.
Y es que el problema del barrio de Buenos Aires con el narcotráfico (no es el único problema pero si el principal y del que se derivan todos los demás), en vez de solucionarse, va a más con los años.
"El gueto, utilizado para el narcotráfico que se ha formado durante estos años, sigue vivo, presente y haciéndose cada vez más fuerte. Todo sigue igual y las cosas se van enquistando y resultan cada vez más problemáticas", señala el párroco, que apunta a las instituciones como parte del crecimiento del problema del narcotráfico. "Desde las instituciones no se ha hecho nada eficaz. Muchas promesas pero nada eficaz para solucionar el narcotráfico. En cambio, los vecinos siempre hemos estado luchando y proponiendo soluciones que luego no se han llevado a cabo por parte de ellos".
Así, mientras los vecinos continúan reclamando soluciones y esperando a que las promesas hechas desde las instituciones se cumplan, seguirán luchando por la convivencia y la normalidad de un barrio que hasta el momento no encuentra su salida.