OPINIóN
Actualizado 27/09/2019
Juan Robles

Que podamos encontrar remedios para templar las amenazas de calentamiento que se nos avecinan

Hace algunos años, cuando se preveía que iba a haber revueltas o grandes huelgas se decía que estaba preparándose un "otoño caliente". El otoño físico ya ha llegado, concretamente se hizo presente a las 9,50 del lunes día 23 pasado. ¿Se puede decir que tenemos un otoño caliente? Realmente la temperatura física está siendo un tanto caliente. De hecho, se dice que hemos tenido el verano más caliente de los últimos años. Y parece que el otoño seguirá siendo templado y casi veraniego.

Pero este otoño de 2019 está siendo un otoño verdaderamente caliente en el orden moral y político-económico. En estos días se debate en la ONU el tema trascendental, que ya nadie prácticamente discute, del cambio climático. Los países asistentes (se encuentran ausentes los Estados Unidos y China, que son precisamente los más contaminantes) están de acuerdo en el análisis del hecho del cambio global de la tierra, pero no se deciden a contribuir, con aportaciones económicas o con disminución de las emisiones de gases que contribuyan a la mejora del medio ambiente, cuyo enrarecimiento nos amenaza.

Y otro aspecto caliente que se maneja en estos días es la disminución del crecimiento económico, que presagia una notable crisis económica en la producción, el comercio y el intercambio en las relaciones económicas de una economía global preocupante. Situación que nos amenaza con el aumento del paro laboral y con el agravamiento de los problemas derivados de la disminución de los fondos necesarios para mantener el bienestar derivado de una digna aportación que pueda mantener el nivel de los fondos dedicados al sostenimiento de las pensiones de la seguridad social. Una de las más graves amenazas propias de nuestro país y de nuestro tiempo, también en otros países.

Uno de los últimos fenómenos consecuencia del agravamiento de la economía mundial lo acaba de protagonizar el cierre por bancarrota de la agencia de viajes más famosa y de mayores aportaciones al movimiento turístico mundial. Se trata de la prestigiosa agencia de viajes Thomas Cook. Un fenómeno nuevo e inesperado del otoño caliente.

No faltan otros paros y huelgas laborales, como los de los operadores de las líneas aéreas Ryanair o Vueling. Sin olvidar las propias del metro o de la RENFE, que de vez en cuando nos sorprenden, especialmente en las épocas de mayor afluencia de viajeros.

Y, por si nos faltaba algo, nos llega la nueva crisis de las elecciones generales que ha sido necesario reiterar a distancia de siete meses por falta de entendimiento entre los partidos políticos para formar un gobierno suficiente y estable. Y ojalá que las nuevas elecciones nos permitan alcanzar esta meta de la formación de un nuevo gobierno.

No olvidemos tampoco los acontecimientos de la situación político social de Cataluña. En los pasados días hemos tenido noticia de la redada policial por la que fueron detenidas 9 personas, que disponían de elementos de amenaza de realizaciones violentas con ocasión de los recordatorios del primero de octubre. Y la cosa se espera que va a ponerse más caliente con la ocasión de la resolución judicial de los afectados por el proces y encarcelados. Las manifestaciones consecuentes que se esperan pueden ser de consecuencias de alcance mayor e insospechado.

Podríamos aportar todavía más manifestaciones del otoño caliente. Pero que nos basten estos simples ejemplos como muestra de la calentura del nuevo otoño que acaba de comenzar. Ojalá que el otoño caliente no nos queme, y que podamos encontrar remedios para templar las amenazas de calentamiento que se nos avecinan.

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