Esta sociedad del "usar y tirar" está llegando a cotas alarmantes de falta de sentido común. Si hacemos un viaje por toda Europa, veremos decenas de hospitales antiguos, de los siglos XIX y XX, rehabilitados y en funcionamiento actual como centro sanitarios: Londres, París, Marsella, Roma y cientos de pequeñas ciudades europeas tienen hospitales y centros de salud en edificios de más de un siglo de antigüedad. El firmante de este artículo estudió su especialidad en Dijon (Francia) en un bello edificio hospitalario del siglo XIX.
Pero, claro, Salamanca es una ciudad tan rica, que nos sobra el dinero, nos sobran hospitales, nos sobra personal sanitario, quirófanos, consultas?nos sobra tanto que tenemos que destruir lo que ya tenemos? Un edificio construido en 1975, que no parece tener ningún problema estructural, solo algunas deficiencias secundarias corregibles, algunos altos cargos de Sacyl han decidido demolerlo, por razones económicas. Pero varias organizaciones sanitarias salmantinas han demostrado, echando bien las cuentas, que es mucho más barato acondicionar bien el Hospital Clínico que desean destruir, que la demolición del mismo y la construcción de uno nuevo para consultas externas.
Además del "todopoderoso" único argumento económico, que esgrimen las autoridades demoledoras erróneamente, hay otros importantes argumentos en contra de la demolición: el daño a la salud y al bienestar, primero de los pacientes ingresados en el nuevo hospital (al que separa del "viejo" ¡unos centímetros!) y segundo de muchos miles de salmantinos a los que afectaría la posible contaminación del delicado manejo de materiales contaminantes y de los miles de toneladas de escombros. Toda la operación, la demolición más la construcción de otro pabellón nuevo, podría generar una enorme contaminación del aire y acústica, precisamente en un espacio hospitalario.
¿Qué pasa en Salamanca con esta fiebre de destrucción y construcción nueva? Varios edificios de gran belleza arquitectónica han sido demolidos unos para ser sustituidos por una mala réplica ( por ejemplo el Gran Hotel) otros para ser sustituidos por el vacío (como el hermoso y siempre recordado Gran Teatro Bretón).
Esperemos que los salmantinos sepamos defender con más eficacia esta vez un edificio útil y digno para el que no hay ninguna razón para ser demolido y sí muchas para ser conservado y rehabilitado.