Entre el sueño y la vigilia existe un tiempo que, aunque no escapa de nuestra atención, no contribuye a nuestro crecimiento como personas. Se trata de los momentos que dedicamos a lamentarnos por los fracasos, y aquel que despierta en nosotros el orgullo y la soberbia cuando alcanzamos la cumbre. Podría llamarse tiempo muerto a estos períodos si no fuera porque se sustraen de nuestra vida.
Manuel Lamas (del libro Verbo y Barro)