OPINIóN
Actualizado 13/09/2019
Félix López

Estos días se discute la conveniencia o no de poner cámaras en las escuelas, para evitar los maltratos de la infancia.

Ya nos vigilan en las calles, comercios, supermercados, transportes públicos, hoteles, etc. Ahora plantean ponerlas en las escuelas. Pronto nos obligarán a ponerlas en la cama, para asegurarse de que tratamos bien a la pareja; ¿será esta la próxima novedad?

Cuando tenemos un problema social, la solución que proponen es la vigilancia, más policía y mayores penas de cárcel. La mirada de Dios que todo lo veía, cuando éramos niños, se ha secularizado y ya no necesitamos este vigilante, tampoco la moral de entonces (ni ninguna otra, por cierto). El eslogan político es bien claro: "quién la hace y lo pillan, que lo pague" ¿Y si no lo pillan? Entonces es un "listillo" que hay que aplaudir. Los políticos son un buen ejemplo de esta manera de pensar.

Ya no confiamos en la educación ética, en una moral social y tampoco creemos en el juicio final, ni en el infierno (gracias a Dios). Por cierto, sin atreverme a aconsejar nada a Dios, ¿no sería suficiente con un moderado purgatorio?

Nadie parece confiar en la educación de los hijos, escolares y ciudadanos. Da lo mismo que se trata de los abusos sexuales a menores, asesinatos de mujeres o ladrones de todas las calañas. Vigilancia y mano dura, que se pudran en la cárcel.

Ya no hay pecadores, sino "tontos" (los que se dejan pillar) y listos (los que se salen con la suya), sean gobernantes, futbolistas o simples chorizos.

Ya decía Piaget, hace muchos años, que si cada niño que nace se queda en el primer estadio de desarrollo moral ( movido solo por el miedo a ser castigado o perder el amor de los cuidadores) será un ciudadano dispuesto delinquir; y muchos los que esperan no ser pillados.

Yo he explicado a mis alumnos muchos años, que una falta de valores y ética social nos lleva a una sociedad más insegura y a una sociedad llena de cámaras, policías y gobernantes que nos vigilan y controlan. La intimidad de cada cual deberá poder ser conocida por nuestros gobernantes, por las fuerzas de seguridad y por los jueces. Pero estas medidas no pararán los problemas.

¿Hemos de empezar controlando con cámaras a la infancia? ¿Es este nuestro proyecto de infancia? ¿Qué clase de ciudadanos vamos a tener?

Con educación (y es solo un ejemplo), los menores pueden aprender desde los tres a cinco años que hay malos secretos que no deben guardar (los que implican amenazas, violencia, abusos y maltratos), cuando los sufren o cuando otro menor se los cuenta. Romper el silencio y pedir ayuda a padres, educadores o adultos de confianza es el camino. Pero tienen derecho a los "buenos secretos", a una intimidad personal y con las amistades. Anular la intimidad parece el proyecto de esta nueva sociedad gobernada por el mercado y por los "listillos" que se manejan muy bien en río revuelto. ¿Por qué siguen aumentando los ricos y los pobres? ¡Vaya progreso!

Solo nos queda una salida democrática, disminuir el número de "listillos", "malvados" y "asesinos", con una educación familiar, escolar y ciudadana, para que sean pocos aquellos en los que fracase la buena educación.

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