Los toros de Adelaida fueron aplaudidos con mucho entusiasmo a la salida de los chiqueros, pero luego fueron pitados en el arrastre
Los toros de Adelaida Rodríguez tuvieron una fachada impresionante, una presencia superior. Y fueron aplaudidos con mucho entusiasmo a la salida de los chiqueros, pero luego fueron pitados en el arrastre. Lo que vino a decir que les faltó, fuerza, clase, sangre brava. Otra vez será.
Ocurre con ciertos toreros (muy pocos) que ellos solos son suficientes para llevar público a la plaza. Ocurre también que ciertos ganaderos (muy pocos también) son suficientes para llenar una plaza, de un mayor porcentaje de aficionados, aunque de por sí los toreros de esa tarde no tengan tan desmesurado renombre, ni de por si tengan ya los vitorees y el aplauso fácil de aquellos. En cambio, cuando es el ganadero capaz de atraer, de crear interés, variabilidad, emociones o incertidumbre, es muy posible que sean esos toreros de menor ruido los que nos hagan sentir y paladear con fruición las esencias más hondas del arte de Cúchares.
En esto ocurre como con las "vedettes" y las actrices de teatro. Las primeras solo necesitan su cuerpo "mondo y lirondo" a secas, para el aplauso. Sin embargo, una actriz necesita una buena obra para crear arte. Vivimos un momento delirante de la fiesta de los toros. Y ocurre que para juzgar los problemas del toreo que se planten día a día se debe partir del centro de gravedad, y este centro es el toreo mismo.
La corrida de Adelaida había despertado mucho interés en el desenjaule y en todos los mentideros taurinos se había ponderado mucho la irreprochable presencia de los toros serranos. ¿Y qué ocurrió? Pues que la corrida se quedó en eso, en una impresionante fachada, pero los animales, por dentro, estaban vacíos de contenido, es decir de sangre brava, de codicia, de ímpetu, de esas cosas que debe de tener un toro de lidia y que los débiles, noblotes y parados de Adelaida no tuvieron.
En frente un cartel netamente salmantino. Chaves en ese estado feliz que vive ahora, que torea con reposo, que sorteó el más entonado del encierro que hizo primero, que lo lució a la verónica, galleando al montado, y que inició la faena muy toreramente sacando al toro a los medios. Consintió una faena por ambos lados muy bien rematada, exprimiendo lo que tenía el animal, se adornó por abajo con escuela de la vieja Tauromaquia, mató de entera y cobró una justa oreja. Quiso en el segundo, un animal parado, y se afanó el de Ledesma, pero la cosa nunca tomó altura. Mató atravesado, aviso y descabello.
Damián Castaño capoteó con buen tono a su primero, un toro que tras una vara llegó muy dormido a la muleta, pero Cataño había venido a decir que está allí. Con buena técnica y sosiego mandó sobre un animal ayuno de casta, pero no dejó pasar la oportunidad y tras buenas series, rematadas con ajuste, dejó buena sensación tras matar tendida y tres descabellos. Su segundo era un "prenda", que se quedaba corto y debajo de los engaños, que embestía a defenderse, y revolviéndose con peligro- Animoso el torero, se metió en una lucha apretada, para decir que estaba por encima del animal, estoconazo perpendicular y se ovacionó su labor.
Alejandro Marcos, tercero de la partida, pechó con otro lote imposible. Tras ser devuelto el tercero, salió otro animal de buenas hechuras pero nada; lo lució por verónicas y, tras una vara y esperando en banderillas, inició una faena con dominio, con gusto y clase, pero el burel se aletargó. Con pundonor tiró de recursos para enhebrarle pases, pero sin consistencia e ingredientes elementales. Con su segundo etuvo porfión y le sacó pases por ambos lados, cortos en el espacio pues el toro carente de codicia, no pasaba, puso mucha disposición. lo intentó con valor insistente, demostró que es un buen torero, que mata muy mal. Y aquí termino todo? mañana Dios dirá.
FICHA DEL FESTEJO
Toros de Adelaida Rodríguez, irreprochable presencia, desiguales de caras, noblotes, flojos y sosos.
López Chaves: oreja y ovación
Damián Castaño: ovación en ambos
Alejandro Marcos: ovación y silencio