El periodista, historiador y escritor Ubaldo de Casanova. Foto de Carmen Borrego


CULTURA
Actualizado 11/09/2019
Charo Alonso

Publicación muy útil del escritor y periodista Ubaldo de Casanova y Todolí, que nos permite recorrer la cultura salmantina

La Salamanca letrada, académica palanca de la visión que de Castilla tiene el periodista, historiador y escritor Ubaldo de Casanova, se vuelve agenda, calendario, compendio de horas y de sabiduría. Porque el autor ha querido empezar el curso escolar ?¿quién no reconoce que el año se inicia verdaderamente en septiembre?? con una agenda que no es únicamente el espacio de los trabajos y los días. Y es así porque, gracias a su erudición, recorremos la historia de una ciudad a la que Ubaldo de Casanova ha dedicado muchas de sus páginas. La Salamanca de los afanes de este periodista, doctor en Filosofía y Letras, autor de libros de historia, recorridos vitivinícolas ?no en vano ha trabajado durante tiempos de cosecha fructífera en la Consejería de Agricultura de la Junta? reflexiones acerca de la escritura y dueño de un estilo que mezcla a la perfección el rigor y la amenidad.

Porque amena es esta propuesta originalísima en la que, día a día, la ciudad despliega su historia con mayúscula y esa anécdota minúscula que el periodista sabe dotar de peso. Es el transcurso de los años que nos marcan, y si en una entrada ?siempre rigurosa de día, mes y año? se celebra el Premio Nadal de Martín Gaite con un texto de la obra, en otra recordamos el nacimiento de Eleuterio Martín, El Lute. El tiempo que nos pasa tiene en esta agenda la poesía de la cronología y, casi cada día, el autor nos recuerda una efeméride de todo tipo y condición, porque así es el tejido diverso de la vida.

Una vida recorrida desde el amor erudito por la historia pasada y reciente y el ojo avizor del periodista, conocedor enciclopédico de todo tipo de saberes. Cada mes, vestido de un color, se inicia con un texto y valga el ejemplo de abril para recordarnos que es el mes de la llegada de los vencejos, el pájaro humilde al que Ubaldo de Casanova le dedica una disertación ornitológica y un hermoso poema de Miguel de Unamuno, muestra magnífica de ese conjunto de saberes que, día a día, nos aporta esta agenda llena de fotografías, de curiosas efemérides de las que nada sabíamos y junto a las que dejaremos nuestras diarias anotaciones. Paso del tiempo que no cesa, que lo mismo nos recuerda que el 17 de junio llegó a Salamanca Lord Wellington en 1812 para enfrentarse a los soldados napoleónicos, como que el 11 de septiembre de 1983 se inauguraba La Glorieta, la plaza de toros de Salamanca.

Este es el trabajo de un enamorado de Salamanca, "Para que las cosas salgan bien hay que amar lo que haces" afirma el autor que ha tenido una diseñadora de excepción para hacer una agenda a la medida de nuestras manos, nuestros bolsos y nuestras prisas. Carmen Borrego ha cuidado no solo el diseño, sino la necesidad de hacer flexible y fácil la agenda en la que apuntar el transcurrir de la vida? Por eso tiene un tacto de caricia, el recuerdo de los lomos de tela de los antiguos cuadernos y las esquinas redondeadas, su facilidad de uso, su capacidad de doblarse y guardarse en el bolsillo del abrigo. Es un objeto al calor de la mano, del bolígrafo, de la prisa? Exquisitamente cuidado y al servicio del texto y de las fotografías del propio autor. Ambos se han entendido desde el primer momento, se han sabido escuchar y ajustar con sensibilidad y reconocimiento, y de ahí las hermosas aportaciones de la fotógrafa y diseñadora Carmen Borrego: suya es la flor con las hojas de roble y encina, lo más propio de la dehesa que es, en realidad, un botón charro del color rojo de la sangre del Vítor universitario, motivo que se repite en todas las páginas y que sirve de rúbrica y logotipo de esta agenda que es un libro, el libro de las Salamancas presentes y pasadas que son una, la que escribimos todos los días.

Una Salamanca de clase magistral, de calle, de glorioso pasado y esforzado presente. Una Salamanca que, desde la portada, evoca el perfil sempiterno de la ciudad, las catedrales y el río coronado por las estrellas del cielo universitario. Nada está dejado al azar y el 2020 nos recuerda los fastos de nuestra capitalidad cultural, cábala de los tiempos. Y como la historia se escribe con la nostalgia del pasado, la certeza del presente y la valentía del futuro, la agenda es un empeño editorial de AMARÚ EDITORES, la editorial salmantina de la librería Víctor Jara, tan nuestra, tan imbricada en la ciudad que no podemos por menos que añorar las escaleras hacia el cielo del local de la calle Meléndez de Mario Martín. Pasado inmediato de nuestra historia de páginas que no se quedan en blanco, porque Víctor Jara sigue presente ahora en la Calle Juan del Rey, en el número 6, con la misma atmósfera luminosa y el empeño épico de mantener abierta una librería más en Salamanca. De Iban Martín y de Julio Gómez es la tarea titánica de continuar haciendo de nuestra ciudad una ciudad de libros, la ciudad letrada que inicia su curso escolar estrenando agenda, magníficamente distribuida por todas las librerías de la ciudad, y recorriendo las páginas que hay que llenar de gozosas obligaciones.

A despecho de la Tablet y la agenda del móvil, el acto instintivo de escribir la tarea en el pedacito de papel volandero, en la agenda que guardamos en el bolso, nos recuerda la importancia de la letra, de la anotación amada que conservamos de aquel al que queremos. Restos de nuestra mortalidad diaria, glosa en el margen de nuestro texto vital, recuerdo a vuela pluma del tiempo que pasa. De ahí la importancia de lo escrito, y más si lo hacemos junto a la sabia y breve píldora de azúcar del conocimiento sobre nuestra ciudad bienamada. Pinceladas de historia, de curiosidades, de efemérides que nos descubren una Salamanca inagotable. Es el compendio de esta ciudad de piedras sabias, estrellas en el río reflejadas, días que pasan bajo los ojos del puente romano, ahí donde el toro de piedra sigue recordándole a Lázaro que se tiene que valer por sí mismo. Este es un libro que escribimos entre todos, el de nuestra propia vida en la Salamanca eterna de Ubaldo de Casanova. Crónica diaria y personal de cada uno de nosotros, cuaderno en limpio con olor a estreno, a curso recién empezado, preñado de posibilidades, espacio en blanco donde anotar, consignar lo bueno.

Charo Alonso.

Fotografías: Carmen Borrego.

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