OPINIóN
Actualizado 06/09/2019
Félix López

Creo que comienzo septiembre con la octava entrega sobre un tema demasiado actual: el riesgo que supone para la intimidad enviar imágenes o mensajes eróticos a otras personas.

Por supuesto, cada persona es libre de grabar o escribir lo que quiera. Pero tenemos demasiados casos en los que dichas imágenes son "robadas", "sacadas sin permiso" o usadas de manera inadecuada por quien las recibe.

Demasiada gente, especialmente joven, incluidos adolescentes, comete este tipo de errores o delitos.

El error también pude acabar en un delito: enviar estas imágenes a la pareja, en la que se confía, que no las hará públicas. En los conflictos y separaciones no es infrecuente que esta sea una forma de venganza.

Es un delito cuando alguien, contra la voluntad de su dueño, difunde esas imágenes o textos, que recibe de otra persona, con el supuesto explícito o implícito, de que no los difundirá. Por supuesto, también es un delito, cuando esas imágenes o textos, no públicos, se roban o se sabe que son robados y se divulgan.

Algunas personas llegan a suicidarse y son muchas las que sufren lo indecible.

Por eso cada persona debe responsabilizarse de su protección, en la medida de lo posible.

Los chinos dicen que "uno es dueño de su palabra, mientras no ha salido de su boca. Es decir: "uno pone en riesgo su intimidad (a) haciéndose imágenes que no desea sean vistas por los demás, (b) confiando en el uso que va a hacer su pareja o amistad, si no está muy seguro de que no cometerá este delito, (c) no se expone a ser fotografiado en actividades sexuales que no desea sean conocidas, (d) no almacena imágenes o textos en lugares, móviles, ordenadores, etc., que puedan ser accesibles a los demás, etc.

Y no es fácil cumplir estas condiciones y otras que usted puede imaginar, en este mundo de la imagen, en el que algunos medios de comunicación, periodistas especializados en este tipo de búsquedas y personas irresponsables de todo tipo cometen este tipo de delitos.

Los casos son muy frecuentes, no quiero recordar ninguno de ellos. Pero una imagen que vuela de un móvil a otro entre adolescentes, obreros de una fábrica y personas en general, salta a la dura actualidad cada poco. ¿Qué le ocurre y cómo perseguir no solo al que inicia la cadena sino a los que la continúan? ¿Y qué pensar de los espectadores de los medios que disfrutan con este festival de la intimidad ajena, incluso cuando esta ha sido robada?

¿Conoce usted alguien que haya sufrido este delito? ¿Recuerda casos concretos muy comentados en la prensa? ¿Sabe de personas famosas que lo hayan sufrido? ¿Considera que parte de la prensa abusa manoseando la intimidad de las personas, aunque no lleguen a cometer un delito? ¿Por qué los telediarios han evolucionado, aunque en diferente grado (felicito la 2ª cadena), hacia el abuso de la intimidad de las personas? Y más difícil la respuesta: ¿por qué no pocas personas, se sienten interesadas y hasta fascinadas morbosamente por estas imágenes o noticias?

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