OPINIóN
Actualizado 28/08/2019
Fermín González

"La investigación de las enfermedades ha avanzado tanto, que cada vez es más difícil hallar alguien totalmente sano"

ENTRE PUENTES

SALUD DE MENTIRA

Parafarmacias, placebos y otras mentiras, que se permiten en la propaganda, incluso algunos ingredientes con el consiguiente peligro?. Internet y Tv, son los escaparates, abiertos a niños, mayores e incrédulos?.etcétera

Adelgazar en dos días, hacer desaparecer la artrosis de repente o encontrar la fórmula de la juventud eterna son promesas sospechosas, pero aun así, algunos se atreven a hacerlas. Los llamados productos milagro contarían con esa osadía entre sus propiedades, productos que prometen unos resultados imposibles, debido a que no tienen la composición necesaria para conseguirlos. O que, en el caso de contener alguna sustancia con propiedades reconocidas, no han sido registrados como corresponde, o las incluyen sin declarar.

Son diversos los productos que podríamos incluir en este grupo. Se anuncia la existencia de productos o tratamientos de diferentes clases y presentaciones (pastillas, cremas o artilugios diversos) que pretenden curar o aliviar los problemas de salud sin resultados probados. Pero no son medicamentos. Si lo fueran, deberían acreditar legalmente sus pretendidos efectos curativos, y la legislación impone para ello un control muy riguroso. Pero no lo hacen porque no lo son.

De algunos ni siquiera conocemos su composición. Otros pueden ayudar a aliviar pequeñas molestias o producir el llamado efecto placebo --como se denomina a la mejoría que presentan algunos pacientes cuando toman una sustancia creyendo que tiene virtudes terapéuticas aunque no las tenga--. Otros no sirven para nada.

Unas veces va dirigido a población enferma, pero la mejora se dirige a los sanos que quieren mejorar su aspecto o rendimiento físico o intelectual, o bien disminuir los efectos de la edad. Incluso algunos utilizan como reclamo la frase comercial "de venta en farmacias" pero no quiere decir que la profesión farmacéutica los reconozca o garantice. Es el fabricante quien decide poner esta frase. La publicidad pretende utilizar la garantía y confianza que acredita la figura del farmacéutico para venderlos.

No obstante, existe una norma legal que regula la publicidad de productos con pretendida finalidad sanitaria. Esta norma prohíbe que se atribuyan efectos preventivos o terapéuticos que no estén respaldados por pruebas acreditadas, y prohíbe también que profesionales de la salud amparen la publicidad dirigida al público. También está prohibido que se atribuyan un carácter sanitario sin tenerlo. Mentiras, que permiten sin fundamento sobre todo en TV, así como en los espacios de propaganda que llegan a internet y a la telefonía móvil, donde gente sin escrúpulos, trata de vender productos, incluso, para enfermedades terminales, donde estos "Gurús", se aprovechan de la desesperación que lleva implícita la enfermedad, y donde se busca ese imposible, pero que legítimamente adquieren con el fin de no hacer mención y, así aliviara en lo posible el transito definitivo.

Una maniobra de aquellos aprovechados, que como los echadores de cartas, juegan sin siquiera sonrojarse, con las desgracias ajenas. Son una especie de canallas refugiados en el escaparate de medios de comunicación, que permiten todo este despropósito, a los que algunos han pagado un precio muy alto. Uno no puede por menos de sorprenderse, de cómo en un país donde la burocracia es capaz de ralentizar y hasta de parar procesos, permisos y sentencias, pueda ser un país que permita que se cultiven estas "tribus".

¡Y es que preguntas, y nadie sabe nada!... Verdaderamente lamentable? Tu

Fermín González salamancartvaldia.es blog taurinerías

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