Mientras que el hambre, las persecuciones políticas y las guerras siguen provocando que miles de hombres, mujeres y niños tengan que huir de sus países en barcos de mala muerte y con lo puesto para enfrentarse a un destino tan complicado de trabas legales que si no fuera por la ayuda de los miembros de las ONG que se juegan la vida y la libertad por ayudarles acabarían todos como acaban muchos de ellos: sepultados en las aguas de nuestros mares, los líderes mundiales se reúnen en la ciudad francesa de Biarritz para disfrutar de un espléndido fin de semana con el pretexto de arreglar el mundo.
Mientras que cientos de niños inmigrantes, bebés incluso, en la frontera de México con Estados Unidos son separados de sus padres, enjaulados y maltratados como si en lugar de víctimas de sus políticas racistas fueran terroristas, los líderes mundiales, entre ellos el presidente Trump, se reúnen en Biarritz para disfrutar de un espléndido fin de semana con el pretexto de arreglar el mundo.
Mientras que la Amazonia brasileña, el pulmón del planeta, arde estos días en llamas, crece de forma alarmante el número de incendios en todos los países y vemos como se llevan por delante miles de hectáreas, bosques al completo y no pocas vidas, los líderes mundiales se reúnen en Biarritz para disfrutar de un espléndido fin de semana con el pretexto de arreglar el mundo.
Mientras que crece la pobreza incluso en los países desarrollados, se crean conflictos sociales para enfrentar a unos ciudadanos con otros, se trabaja para sin salir de una crisis meternos en otra y un largo ecétera de despropósitos dignos de pedir dimisiones con urgencia, los líderes mundiales se reúnen en Biarritz para disfrutar de un espléndido fin de semana con el pretexto de arreglar el mundo.
Lo más vergonzoso de este teatro es que los banquetes de los actores, los lujosos hoteles, los confortables viajes y las exageradas medidas de seguridad que tantos trastornos y pérdidas económicas están causando a los ciudadanos, tenemos que pagárselos nosotros.