Firmísimo López Chavescon el primero de la tarde, un animal con el que saludó una ovación tras una lidia sencillamente magistral
La última corrida de la Aste Nagusia planteaba, en la tarde de este domingo, la tradicional corrida de Miura con la que hacían el paseíllo López Chaves, Octavio Chacón y Manuel Escribano.
Firmísimo López Chaves con el primero de la tarde, un animal con el que saludó una ovación tras una lidia sencillamente magistral. Buen tercio de varas de Javier González, destacando luego el torero charro al natural en una faena en la que imprimió, sobre todo, verdad en sus trazos. Mató de estocada que tardó en hacer efecto en el toro. Ovación. Espectacular fue el tercio de varas protagonizado también por Javier González en el cuarto, un toro que se durmió en el peto y que después también le puso complicadas las cosas a los de plata. Nueva ovación recibió el torero tras pasaportar a su oponente con dignidad.
Sus tiempos le dio Octavio Chacón al segundo de la tarde, un animal que tuvo que administrar muy bien por el viaje corto y a menos que ya mostró en los primeros compases de la faena, que comenzó sacándoselo con torería a los medios. Labor profesional del gaditano ante un animal aplomado. Le costó darle muerte, haciéndolo de una media estocada de la que tardó en caer antes de ser silenciado el torero. Faena de perfecta técnica de Chacón al fondo noble del quinto, un toro que le regaló embestidas por abajo con calidad y que se dejó. Aprovechó esa condición el gaditano para dejar una seria labor, en la que estuvo muy firme por ambos lados y que remató de estocada arriba tras una buena ejecución. Vuelta tras petición.
Una espeluznante portagayola protagonizó Manuel Escribano ante el primero de su lote, un tercero que dio en ese trance un espectacular salto. Al público brindó Escribano tras un vibrante tercio de banderillas. Toro con registros, con teclas que tocó el torero de Gerena hasta conseguir la conexión especialmente en la segunda tnada. El resto, fue un tomadaca contra un animal que no regalaba sus viajes. Estocada en toda la yema y ovación. Muy entregado también en el sexto, con el que se fue de nuevo a chiqueros de rodillas y dejó un templadísimo saludo posterior a la verónica. Emoción de nuevo en banderillas, brindis al público y tiempos y terrenos a la perfección en la faena ante el noble animal. Acompasó especialmente bien el ritmo del toro por el pitón derecho. Oreja tras estocada.
Ficha del festejo