OPINIóN
Actualizado 22/08/2019
Antonio Costa Gómez

Hace 50 años murió Salvatore Quasimodo. Escribió cosas muy sugerentes en "Oboe sumergido", "La vida no es sueño", "El verdadero verde y el falso". Pero sobre todo nos dio una lección de intensidad única con estos tres versos de "Aguas y tierras": "Cada uno está solo sobre el corazón de la Tierra/ atravesado por un rayo de Sol/ y de pronto anochece".

Que cada uno está solo significa que cada uno es irreductible y único, que es mucho más que su ideología, su religión, su país. Y que en el fondo de sí mismo es libre y no cabe en definiciones ni explicaciones. Y por eso mismo una soledad puede aportarle mucho a otra soledad, mucho más que si solo fuera un miembro más de una ideología o de cualquier grupo.

"Sobre el corazón de la Tierra". El corazón vivo y no mecánico. Eso nos habla de lo más íntimo de la Tierra y también sobre la pasión y la sensibilidad. "Atravesado por un rayo de Sol". Atravesado, es una palabra devastadora, que lo puede todo. Ese verso indica la intensidad apasionante de la vida. Y que no hay tiempo para tonterías, que la deberíamos vivir con toda su fuerza.

Y al final clava "Y de pronto anochece". Que la muerte venga tan de repente le da una dimensión única a la vida, provoca una intensidad que da vértigo. En realidad solo tomamos en serio lo que está amenazado por la muerte. Cualquier persona nos resulta trivial pero si pensamos que va a morir enseguida nos llena los ojos con dramatismo.

El poeta nos dice: vivid apasionadamente vuestra vida sin encerraros, es demasiado corta para dilapidarla en doctrinas y dogmatismos. Y haced con las palabras un licor que nos haga vivir a todos. Salvatore Quasimodo cumple cincuenta años de muerto pero esos tres versos siguen tan vivos que casi nos hacen daño.

ANTONIO COSTA GÓMEZ

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