Ha sido poco el trato personal que he tenido con usted, no con su obra literaria. Al enterarme de su partida, pude pensar, que Agosto había sido cruel, por llevarse una flor del Parnaso, pero en justicia, creo qué por fin, se rompieron las cadenas que la tenían prisionera en un mundo de oscuridad y niebla.
Somos viajeros, y su tren llegó a la estación definitiva, nadie vamos a permanecer aquí eternamente. Usted, supo ser valiente, decidida, aprovechar cada momento que la vida le fue regalando, unos fueron de alegría, otros amargos. El dulce y el amargo, forman nuestro paso por el mundo.
Su obra supo enriquecerla, con el oro de su pluma, haciendo que al leer sus poemas, vivamos momentos únicos.
Que bien conocía, Josefina, que hay varios tipos de seres, unos celestes que dan luz y paz, otros, son agujeros negros, que engullen, tragan y devoran lo que encuentran a su paso, llenos de resentimientos y deseosos de venganza.
Hades, la estaba esperando esta mañana, en un verano irregular y seguro que muchos poetas contemporáneos suyos, la estarán recordando. Decía Bécquer "que solos se quedan los muertos". No Josefina, somos los vivos los que nos quedamos terriblemente desamparados, cuando alguien de su categoría nos deja, para emprender el viaje definitivo.
Descanse en paz, viajera del espacio, que nos regalo un exquisito legado.
Mi admiración y el pesamos a los deudos
Isaura Díaz de Figueiredo