Despliega sus alas sobre todos los géneros, posada en las ramas de la docencia universitaria, de la columna poética del periódico digital y de la entrega a la investigación novedosa
Celia está hecha de todo lo que vuela porque nada de lo animal le es ajeno. En ella el instante es verde y soleado, ecos de montaña, mar, páginas y pantallas. Redes de versos, renglones que se mueven con el pulso de una tecla mientras Celia despliega sus alas sobre todos los géneros, posada en las ramas de la docencia universitaria, de la columna poética del periódico digital, de la entrega a la investigación novedosa. Qué sólida su serenidad, trazos de vuelo, liviano peso.
Charo Alonso: Impartes un Master de Escritura Creativa. ¿Se puede enseñar a escribir?
Celia Corral Cañas: Se puede aprender a escribir, pero no se puede enseñar a escribir, sí a dar herramientas, a proponer lecturas, pero el aprender depende por completo del escritor.
Carmen Borrego: Supongo que puedes aprender la técnica, como saber pintar con acuarelas, por ejemplo? ¿Qué tipo de alumnos tienes, Celia?
C.C.C.: Hay todo tipo de alumnos: gente que lleva toda la vida queriendo aprender y que se hace este regalo a sí misma y gente que sabe desde el principio que quiere escribir. En mis clases tratamos textos, los compartimos. Hay un diálogo entre dos lecturas y eso es muy enriquecedor. Eso te da la oportunidad de saber qué piensa un lector de tu escritura, pero aprender a escribir así, por arte de magia, asistiendo a unas clases, no sucede.
Ch.A.: ¿Y si le tienes que decir a alguien que no está dotado para escribir?
C.C.C.: No me he visto en esa tesitura. Mi trabajo es previo a la escritura en sí, se trata de leer, analizar textos, trabajar la estética de la recepción. No me gustaría tener que decirle eso a nadie. La literatura es muy libre y aunque la expresión no sea buena, puede que tenga otros valores. Eso sí, para escribir no se puede olvidar que hay que leer, las personas que escriben deben leer, leer mucho.
Ch.A.: Celia, nos has tenido engañados, todos pensábamos que eras poeta y vas y ganas el Premio de Novela Carmen Martín Gaite? ¿Qué te empuja a presentarte a concursos?
C.C.C.: Siempre me ha gustado escribir microrrelatos y relatos, la prosa ha sido anterior a la poesía. Mi acercamiento a la poesía ha sido posterior, en la universidad. Yo a este concurso me he presentado inspirada por el nombre de Carmen Martín Gaite y cuando me presento lo hago, por un lado, porque es una forma de que el texto encuentre un receptor, un lector desconocido, y por otro, porque soy una persona muy optimista y aunque sepa que es muy difícil conseguir un premio, siempre pienso en esa pequeña posibilidad dentro de la improbabilidad que a veces se vuelve real.
Ch.A.: Para mí es un premio muy especial? ¿Cuál es la obra que más te gusta de Martín Gaite?
C.C.C.: Mi obra favorita es Lo raro es vivir, fue lo primero que leí de ella y luego, al volver a releerla he comprobado que me ha enseñado mucho. No solo esa novela, la figura de Carmen, su visión de la vida, como la describe, su sencillez, yo me presenté a ese concurso por su nombre y ha sido un inmenso honor ganarlo.
Ch.A.: Qué joven eres, yo me sé de memoria 'Entre visillos' y tú prefieres una novela de Carmen de 1996. Dices que tu novela es el relato de una generación: ¿Cómo es la generación a la que perteneces?
C.C.C.: Tengo 32 años, creo que ahora somos gente joven durante mucho tiempo. Se estira ese periodo de incertidumbre, de duda. La gente de mi edad hemos aprendido a vivir con un pie en el aire, lo que es algo positivo en cierta manera: por ejemplo, no nos ceñimos a un trabajo tan pronto, la generación de mi padre sabía que tenía un trabajo que era para siempre, nosotros no. Eso no tiene que ser malo, aprendemos más cosas, viajamos más, probamos, en el fondo es positivo, pero no hay que olvidar que no es algo elegido.
Ch.A.: Entonces no te gusta ese discurso de que los jóvenes no se sacrifican, no leen, no saben nada?
C.C.C.: Claro que no, siempre se habla muy mal de los jóvenes, de que no saben nada de literatura, por ejemplo. Pero yo creo que ese no saber tiene un valor positivo, ese discurso de unos jóvenes que no saben y no se sacrifican es falso. Mi generación y la que viene es extraordinaria, ya tendrán ocasión de saber si no saben: vamos a pensar en el feminismo, en el ecologismo? Los jóvenes son ecologistas, son más tolerantes y más conscientes, yo tengo muchísima esperanza en los que vienen.
Ch.A.: El feminismo y el ecologismo parecen dos rasgos propios de tu generación, pero no me negarás que hay muchos jóvenes que quieren escribir sin haber leído nada y sin saber de literatura.
C.C.C.: La preocupación por el medio ambiente la tenemos, claro, no nos queda otra opción. Y los jóvenes, eso de que no saben? Bueno, creo que todos somos ignorantes, es imposible haberlo leído todo, cada uno tiene unas zonas de conocimiento distintas. Yo, por ejemplo, aprendo muchísimo de mis alumnos. El conocimiento se adquiere con el tiempo, ellos lo tienen, están a tiempo de saber. No creo que la gente joven sepa menos, sino que saben cosas distintas.
Carmen Borrego: Y tienen otros medios para buscarlas?
C.C.C.: Ha cambiado la prioridad, ahora tienen otras herramientas para acceder a lo que necesitan y eso hay que aprenderlo.
Ch.A.: No solo eres ecologista, tu poemario del 2017 se llama La voz del animal bajo tu piel y el libro con el que has ganado el concurso Tiempo para los pájaros. Tú pareces un gorrión pequeño y activo siempre.
C.C.C.: Me encantan los animales, algunos de mis poemas forman un bestiario en el sentido de que los pájaros simbolizan todo lo que no tenemos. Y la idea de volar inspira mucho. Hablas de los gorriones y dicen que están desapareciendo de las ciudades, lo que me impresiona muchísimo, es alarmante. Miguel Hernández tiene un texto precioso sobre un gorrión que veía desde la ventana de la cárcel. Es una imagen de los problemas del medio ambiente terrible.
Ch.A.: Tenemos la fortuna de leerte todas las semanas en SALAMANCARrtv AL DÍA donde publicas una columna todos los jueves: 'Hoy es siempre todavía'. ¿Cómo entraste en el periódico y cómo te decidiste por hacer algo diferente?
C.C.C.: Al principio pensé en escribir una columna de opinión, me encanta leerlas, me gustan mucho, solo con leer los titulares disfruto, pero finalmente acabé haciendo un espacio más poético. Empecé en septiembre del 2017, me lo propuso un amigo que escribía en el periódico y me pareció increíble hacerlo porque es una oportunidad extraordinaria de comunicar a un público amplio lo que me preocupa, mis intereses? Y hablar ahora mismo para el medio en el que participo es un honor y una alegría.
Ch.A.: ¿Cómo te sientes como columnista de un periódico que apuesta por la poesía en sus colaboraciones semanales cosa que no es muy común?
C.C.C.: Las mías son miradas poéticas, sí. Me siento muy feliz porque las columnas que publica Salamanca Rtv al día son distintas miradas a la ciudad, y me parece muy interesante mostrar todas esas diferencias. Yo leo columnas que incluso me agreden, no me gustan, no estoy de acuerdo con lo que proponen, pero me parece increíble que tengan cabida en un lugar donde se dialoga y se comparten todas las sensibilidades y todos los pensamientos. Es muy interesante, todos los columnistas de Salamanca Rtv al día compartimos un espacio físico común y lo vemos de forma diferente y lo describimos de forma distinta, como si viviéramos en una Salamanca diferente. Son miradas diversas que a veces, coinciden, y lo hagan o no es muy enriquecedor.
Ch.A.: La poesía parece estar de moda y hay muchos actos poéticos, se publica mucha poesía. ¿Qué pasa con la prosa? Y por cierto, ¿qué hacemos con la mala poesía?
C.C.C.: Es muy difícil publicar novela, sí, y poesía, es muy difícil publicar en general porque se escribe mucho. Es verdad que la poesía se moviliza mucho, ha hecho un camino que la narrativa no ha encontrado, pero también hay muchos poetas y participar en esos encuentros no es fácil. ¿Y quién decide qué es buena poesía? Es muy difícil poner límites, no me parece bien que todo pueda ser llamado poesía, aunque la poesía de por sí es incalificable.
Ch.A.: ¿Cómo abordaste el trabajo de tu tesis acerca de la poesía en la red?
C.C.C.: Mi tesis trata un tema que era mucho más desconocido cuando comencé mi investigación y que ahora ha cambiado significativamente. La mayor dificultad para estudiar las formas líricas en internet es cómo abarcar lo inabarcable, cómo analizar un mundo en constante crecimiento y mutación, un mundo, en definitiva, presentista, efímero, volátil, etéreo.
Ch.A.: Me resulta complejo pensar en escritura que no tenga un soporte físico.
C.C.C.: Hay varios caminos para difundir la poesía a través de internet, yo estudié distintas cuestiones relacionadas con las nuevas formas de comunicación en la poesía digitalizada (aquella que puede existir también en formatos analógicos, pero que es publicada en espacios digitales), es decir, cómo influye el hecho de poder publicar libremente textos poéticos en la red sin la necesidad de pasar por un filtro legitimador. Y estudié también los géneros nativos digitales, las formas líricas que nacen, crecen y se desarrollan en el entorno digital, como la poesía hipertextual, la poesía computacional, la poesía multimedia, etc.
Ch.A.: Creo que me siento completamente alejada de todo esto. Qué vértigo y qué abismo. Celia, ¿crees que hay una distancia grande entre los estudiantes, la Universidad y la ciudad, la cultura de la ciudad?
C.C.C.: Yo creo que depende de cómo la persona se integre. Los universitarios deben participar en las actividades de la ciudad, vivir en las calles. Hay una cultura en Salamanca que es impresionante, los jóvenes universitarios puede que no la vivan, pero yo creo que son los menos. Y más los que se dedican a la literatura, porque la literatura está relacionada con la vida, y hay que vivir la vida universitaria y literaria fuera, no encerrarse en la torre del Palacio, sino perderse por los parques y las plazas.
Ch.A.: Un mundo, el cultural, no quizás tanto el virtual, donde quizás nos movamos por afinidades personales?
C.C.C.: Es cierto que existe una sociedad de favores, por lo que me cuentan la competencia ha entrado en la literatura, está presente en los favoritismos, en la reciprocidad? pero al final los lectores y los escritores son libres y eso creo o quiero creer.
Ch.A.: Me encanta esa actitud tuya sobrevolando todo. Eres profesora de Español para Extranjeros, aparte de una gran actividad para la ciudad? ¿Sigue siendo un trabajo tan gratificante?
C.C.C.: Claro. No solo enseñamos Lengua española, enseñamos cultura, literatura? Dar clase de español para extranjeros te permite reflexionar sobre tu propia lengua y sobre tu propia cultura. Además, yo lo comparo con viajar a diferentes lugares Yo no tengo mucho tiempo para viajar, pero gracias a mis alumnos de otros países siempre estoy en un proceso de aprendizaje enorme, porque vienen de países distintos, no hay nada que se parezca a este intercambio de experiencias. Ellos me enseñan a mí sobre sus lugares y culturas y me enseñan a mí a reflexionar sobre la mía propia? y además, son estudiantes muy motivados que vienen con muchas ganas y con una fuerza que se transmite.
Vendrán tiempos alados, proclamaron/ profetas de promesas y poemas. Tiempos en los que la poesía navega en los procelosos mundos virtuales donde la brújula y la bitácora la ponen investigadores atrevidos, poetas abismados en las profundidades de una letanía inacabable. Poesía en las redes que atrapan algas, limos borrosos, plásticos sin valor, plateado aleteo de la excelencia. Cementerios marinos y cielos surcados por besanas de versos, empeño de investigadores como Celia Corral, poeta de pájaros y certidumbres: Después, un asteroide entre las manos,/la nube que te habita algunos miércoles,/la sombra de la arena de un reloj/bailando entre los libros y las grullas./Vivamos para siempre en este instante,/ viajemos a países subjuntivos. Países habitados de pájaros y versos. Es el denso y profundo valor de la levedad. Sólida certidumbre de vuelo: Celia Corral, tiempos de pájaros, tiempos nuevos.