El escritor albercano compartió comentarios y anécdotas en torno a sus poemas con el público asistente
Dentro del abanico de actividades organizadas por la Casa del Parque de Sobradillo, ayer tuvimos el privilegio de asistir a un recorrido poético de la obra del recién galardonado premio de las Letras de Castilla y León, el albercano José Luis Puerto.
Poemas como:
Niño de los cincuenta
Elegía por la Luisa
Retrato de mi abuela Juana por José Ortiz Echagüe
Estelas
Los bárbaros
Y otros, junto a comentarios y anécdotas en torno a los mismos, interesaron sobremanera al público presente.
Profesor, filólogo, etnógrafo, editor, traductor, investigador... nos contaba J. Luis, cómo había aprovechado el viaje para recoger romances en San Felices de los Gallegos y para admirar la riqueza de la arquitectura de nuestros pueblos.
Hemos de resaltar la mirada poética sobre lo simple, la sublimación de los objetos cotidianos (maravilloso el poema sobre la cucharilla de sus hijos pequeños); el amor por los más pobres, por la tierra, por las raíces que nos han forjado.
Hay luz sobre sus versos, estelas para recordar. "La poesía es un territorio que ilumina y revela al Ser humano y al mundo".
Es una suerte escuchar un lenguaje que nos hermana en lo hondo, en los valores y los sentimientos. La palabra es una tabla de salvación, como la búsqueda, la transcendencia de las mismas.
Ayer paramos los relojes, anclamos nuestros pies en aquellos tiempos de la infancia, aprendimos a valorar nuestra identidad, nos adentramos en el dextro (refugio salvífico) y hasta nos asomamos a nuestro interior con el objetivo de encontrar ese polvo dorado, el tesoro que nos fue regalado en el nacimiento.
Gracias siempre, José Luis, por tu humanismo, bálsamo necesario en estos tiempos que corren.
Texto y fotos: Esmeralda Sánchez Martín.