Profesor de Derecho Penal de la Usal
Durante la última semana han sucedido varios hechos en USA (primera potencia mundial) que confirman que estamos atravesando un momento histórico y social violento y gravísimo. Me refiero a las matanzas con arma de fuego del racista, xenófobo y supremacista de turno que invaden de terror la cuna de la democracia moderna. Los asesinatos masivos de El Paso (Texas), del sábado 3 de agosto, en el que un joven de 21 años asesino indiscriminadamente a 22 personas de origen hispano, o los 9 asesinatos cometidos por otro loco en la ciudad de Dayton (Ohio), confirman que el mensaje incendiario y destructor de los diferentes, que practica Donald Trump, está teniendo consecuencias funestas, como hemos podido comprobar.
Parece mentira que Estados Unidos, partícipe activo de la construcción de la libertad, la igualdad, el pluralismo, la tolerancia y la elaboración de las normas y tratados internacionales sobre derechos humanos durante el siglo XX y que contribuyó a la destrucción de los totalitarismos más horribles y que más vidas humanas han segado (nacismo, fascismo, estalinismo), sostenga ahora a uno de los gobernantes que son la mayor amenaza para la paz, la libertad y la cooperación internacional.
Las consecuencias de las conductas xenófobas, racistas y destructivas de Trump están siendo demoledoras en los comportamientos políticos de formaciones de extrema derecha en todo el mundo, especialmente en Brasil con el presidente Bolsonaro y en Italia, con Salvini, que están llevando a la sociedad brasileña e italiana hacia la barbarie y la destrucción.
En España también está teniendo consecuencias funestas el mensaje de odio y resentimiento de Trump desde la irrupción de Vox en el panorama político, que sigue al pié de la letra la doctrina supremacista del presidente norteamericano; algo que no hubiera tenido trascendencia alguna si PP y Ciudadanos no hubieran unido sus fuerzas para formar gobiernos autonómicos y locales con los ultra reaccionarios de Vox. Algo que, espero, lo paguen caro en el futuro.
Y para demostrarlo, a las pruebas me remito. En Andalucía se está persiguiendo a los profesionales que trabajan contra la violencia de género y a las políticas que promueven la integración social de los colectivos LGTBI, además de recortar presupuestos para la sanidad y educación públicas. En Madrid, el equipo de gobierno municipal ya ha dado varias pinceladas en el mismo sentido: en primer lugar, prescindir de Madrid Central (aunque han tenido que volver a restringir el tráfico en el cetro de Madrid y restablecer las multas, por decisión judicial), cuando fue una decisión política muy importante y acertada para reducir la contaminación ambiental en la capital de España, aplaudida por los organismos internacionales. En segundo lugar, anular contratos del antiguo equipo de gobierno para actuaciones culturales, musicales y artísticas de autores significados políticamente con las ideas progresistas, como se ha hecho con Luis Pastor y su hijo, simplemente porque el equipo de gobierno odia todo lo que huela a Manuela Carmena y a los partidos políticos y organizaciones no gubernamentales de izquierda. En tercer lugar, archivar el expediente disciplinario incoado contra tres policías municipales que el pasado año difundieron por las redes sociales alabanzas a Hitler y sus políticas de eliminación de seres humanos y amenazas e insultos a Carmena, diciendo entre otras lindezas que "es terrible que ella (refiriéndose a Carmena) no estuviera en el despacho de Atocha cuando mataron a sus compañeros", o "hija de la grandísima puta, roja de mierda, vejestorio despreciable?". El actual director de la policía municipal de Madrid archiva el expediente disciplinario porque, según sus palabras, la conducta de estos agentes "no es reprochable".
Para mantener la supervivencia de los ideales que presiden el Estado Social y Democrático de Derecho, resulta absolutamente necesario que, tanto Ciudadanos como PP, -que tradicionalmente han sido formaciones políticas más moderadas-, corten su cordón umbilical con Vox. De lo contrario, nuestra destrucción como sociedad libre, democrática, solidaria y tolerante, está a la vuelta de la esquina.