OPINIóN
Actualizado 28/07/2019
Carlos Javier Salgado Fuentes

Como si de uno de los exámenes de antaño se tratase, tras no haber superado Pedro Sánchez su examen de investidura en el Congreso de los Diputados, tendrá ahora que jugarse el todo por el todo en el examen de recuperación de septiembre, cuando ya no cabrá más margen de maniobra, y o sale adelante la investidura o habrá elecciones.

En este sentido, el candidato a revalidar la presidencia del Gobierno, no ha sido capaz de obtener los votos necesarios ni en primera ni en segunda votación en el debate de investidura celebrado esta semana, a pesar de que la abstención de varios partidos en la votación del martes dejaba entrever que había posibilidades de que, con negociaciones de por medio, quizá pudiese salir adelante la investidura el jueves, cuando solamente se precisaba la mayoría simple (es decir, más síes que noes).

Sin embargo, a tenor de lo declarado por unos y otros, no parece que desde el PSOE se haya querido ceder apenas terreno a favor de Unidas Podemos para conformar un gobierno de coalición, habiéndose enrocado en un mensaje de que tendrían que apoyar su investidura simplemente porque ha sido el partido más votado.

No obstante, el equipo de Sánchez parece haber olvidado que, pese a ser la formación con más votos, no obtuvo la mayoría absoluta y, por tanto, precisa del apoyo de otros grupos que no tienen por qué darle gratuitamente su apoyo 'por su cara bonita'.

En este sentido, poca lección parece haber sacado de lo ocurrido en la comunidad de Castilla y León, donde el PSOE también fue el partido más votado, y su líder autonómico, Luis Tudanca, se limitó simplemente a pedir a C's su apoyo sin ofrecerle nada, simplemente apelando a la necesidad de cambio. Por su parte, el PP movió ficha rápidamente y le ofreció la vicepresidencia y diversas consejerías a los naranjas para conformar un gobierno de coalición PP-C's en la autonomía, que acabaron fructificando en la investidura del candidato popular a la presidencia de la Junta.

Sin embargo, el modo de negociar de Pedro Sánchez, con respecto a Unidas Podemos, no parece seguir el camino que tomó la negociación de PP y C's en Castilla y León, y así, los socialistas no parecen dispuestos a conformar un gobierno de coalición real, ya que solo parecen plantearse que los de Pablo Iglesias asuman un papel casi 'de florero' en un futuro gobierno, donde todo lo importante pase exclusivamente por manos socialistas.

De esta manera, habrá que ver cómo se mueven las fichas en estos dos meses que quedan hasta septiembre, y si las reuniones negociadoras (que surgen para PSOE y Podemos ahora cual cuadernillos de vacaciones Santillana tras el fracaso de la primera investidura), llegan o no a buen puerto.

Por último, está por ver si, ante un escenario como el actual, con un PSOE enrocado en sus posiciones iniciales, Unidas Podemos acabará decidiendo aceptar el trágala del 'mal menor' de aceptar la investidura a cambio de nada, simplemente para evitar una repetición electoral que pueda perjudicar un gobierno escorado hacia la izquierda. Quizá entre chapuzones veraniegos en el mar acaben dando con la solución para alcanzar un acuerdo y evitar una repetición electoral.

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