Vendrán tiempos alados, proclamaron
profetas de promesas y poemas.
Después, un asteroide entre las manos,
la nube que te habita algunos miércoles,
la sombra de la arena de un reloj
bailando entre los libros y las grullas.
Vivamos para siempre en este instante,
viajemos a países subjuntivos.
Un pie en el mismo aire de las aves,
de todo lo que no conoceremos,
de todo lo que sabe a incertidumbre,
de todo lo que vuela.